Premio Gánigo 2009

Estamos de enhorabuena, porque el Centro de Iniciativas Turísticas del Sur de Tenerife, a propuesta del Ayuntamiento de Arico, nos ha dado un premio, el Gánigo, al trabajo que hemos hecho por mostrar esas bellezas patrimoniales de Arico.

Aunque ha recaído en mi persona, por ser el que más se nota, yo lo hago extensivo a todas las personas que me han ayudado en esta labor a lo largo de los tres años de trabajo en el Ayuntamiento de Arico y ahora en Turismo de Tenerife.

No me olvido de los intérpretes y guías de Tenerife, de Vicente Zapata, con el que me inicié en el senderismo temático, de Miguel Pérez Carballo, el gran valedor de nuestros caminos, mis compañeros de la Asociación de Intérpretes de Patrimonio, mis amigos y toda la gente que lucha porque se reconozca el valor del mundo rural, de la etnografía, el paisaje...

Un fuerte abrazo

En Granadilla, el 6 de noviembre de 2009
Juan Antonio Jorge Peraza

Volver a la Isla

Volver a la isla será convencernos de que seguimos siendo protagonistas del ciclo de la vida, y así seremos laurisilva, cardón y era, seremos folías y arrullo de mar. Ese mar que no deja de unirnos, ese mar que nos hace escanciarnos en la infinitud del horizonte, como si quisiéramos volar detrás del sol, en esos atardeceres irrepetibles de una isla mágica. La isla es un reloj de atardeceres, donde cada día es un nuevo vértice, una luz diferente.

Volver a la isla es compartir una paz que se palpa en el aire, es abrir una cortina para dejar que los sentidos se inmiscuyan en el canto de los pájaros, en el azufre, en el eco de los barrancos. Es subirse al alisio y compartir un vuelo desde los picos hasta las espumas de la mar. Es enredarse en los visillos de la bruma que nos lleva al Terciario con sus cortinas de agua.

En Tenerife, volver a la isla es tejer recuerdos de barcos cubiertos de brea, prometiéndose afanes de conquista en el ultramar de los tesoros incas y aztecas. Recorrer callejones con destellos de historia y ver los campos de cochinilla con las mujeres iniciando el ciclo del arte. Las mujeres canarias, eternas hacedoras de una historia oculta, hermosa, habilidosa. Las veo en los lavaderos y en los telares, en los senderos acarreando tiznes negros de palos que dejaron la vida material para hacerse nobles en hachones y fogales.

Volver a la isla es sentir el baladero del ganado con el sigilo de los acantilados imbricados, como las fuentes, los molinos, la oquedad pertérrita de los barrancos.

Para volver a la isla retomaremos la sencillez de gentes que vivieron tributos de sangre, que sostuvieron imperios allende los océanos y continentes, gentes que llevaron su olor a madre donde fueron, y lo mezclaremos con el olor del brezo, el arrorró de las olas, la universalidad de un carácter hecho a la fuerza del volcán, pobladores de una tierra hecha a los ratos de soledad de quienes, mirando al mar, besan el agua que une todas las orillas del planeta.


Video: http://www.youtube.com/watch?v=7dO28uEtjMM


Tenerife, miércoles, 24 de junio de 2009
Juan Antonio Jorge Peraza

Ensayo para cualquiera

Caballero, el que informa, agente de desarrollo rural, tiene el gusto de llevarle noticias nuevas de un mundo antiguo, ni viejo ni olvidado, sólo antiguo; espacio para crecer por dentro, mundo rural del que usted, como yo, se ha enamorado.

Quiero decirle que, desde el inicio de mi visita, he tenido tiempo de hacerme mayor y de besar una infancia de carros de verga, juegos de pencas, de piruetas sobre el jable…

Hace once años, a fecha de hoy, que abandoné La Laguna de paseos llanos, noches de tuna, de cosmopolita tililar entre majos, bimbaches, gomeros; La Laguna de guachinches e inciensos donde anclé la adolescencia.

Como agente de desarrollo he tenido la oportunidad de inmiscuirme en la Trilla del Tanque, en San José de los Llanos; sólo como rescate etnográfico, porque los caballos siguen volando sobre la parva; sólo ellos, nuestra gente y los pocos mulos y burros que aún campean por nuestras medianías. He podido imaginar los cuentos y risas que acompañaban el velo de los frescales, dentro del mismo aire caliente con que las noches de estío dan cobijo a la tertulia.

Puedo informar que La Siega en Icod El Alto está asegurada, porque una estirpe de porteadores lleva consigo la tradición de los cochineros, a tiempo mercaderes y a tiempo campesinos, hacedores de un vergel agrícola que va desde los Campeches hasta los vértices de Tigaiga. Con los icodalteros hemos hecho de la siega algo más que un acto de homenaje anual a la Virgen del Buen Viaje. La hemos devuelto a la isla de Tenerife como una estampa que embellece la mirada, como es, entre el cimbrear de las espigas, gente segando en el campo, algo tan simple y cada vez más inusual.

Pero con los cochineros nos hemos animado a pasar la cumbre, en una actividad llena de magia que nos evoca el trasiego a pie de multitud de gentes, enseres, animales y mucho trabajo, incalculable. Con "Al Paso de la Cumbre", escenificación del trueque, sobre los municipios de Santiago del Teide, Garachico y El Tanque, hemos imaginado el bullicio de semillas que viajaban por la isla mejorando su fertilidad con cada aire nuevo; el pescado, el azafrán, las batatas o el ñame masquero, el centeno de Aponte, las cebollas de Carrizal o de Guayonje, multitud de tesoros que vemos representados en "Al Paso de la Cumbre" y que sólo se valoran cuando se pierden, como los buenos amigos.

La lejana Chasna o Acentejo, Chamorga, Taburco…, idolatrados cobijos, cuevas, abruptos pasos, evocan una época en la que los montes recogían multitud de senderos o refugios, muchas veces improvisados, para atenuar el esfuerzo de una población necesitada de recursos que no dudaba en ”echarse al monte” para acceder a otras comarcas a realizar el trueque.

Caballero, en estos años he regresado en el tiempo para traer multitud de estampas costumbristas, cotidianas, colosales, como es el humo inundando los panales o la leche de cabra hirviendo en un mar de espuma, todo ello recreado en un entorno prodigioso de callejones de piedra, lagares henchidos de olor a mosto y el "Día de las Tradiciones" de Chirche, en Guía de Isora, se abre como una puerta al pasado, cada vez con más curiosos, como si lo antiguo quisiera no perderse en el fragor del cemento y la globalización. Así, alegra el bullicio de las aguadoras acarreando cacharros y oblongas barricas que se combinan, en una plástica colorida y atemporal, con la imagen de la cera convirtiéndose en velas o la parva en trigo, o el café en meloso sabor de mistela.

Seguramente han sido muchos años para tan poco quehacer por nuestra etnografía, pues es tan fugaz la diáspora de nuestras costumbres, que sólo un año es como una vida, que un lustro es como un siglo, que cada uno de nuestros actuales ancianos es como un barco que al naufragar se lleva una preciada carga, irrepetible, porque son múltiples los nexos, las luchas, las galerías, los senderos, los proyectos, los amores, las idiosincracias locales de nuestra isla. Cuando pasen otros once años ya habrán encallado muchos bajeles, muchos archivos vivos de nuestra historia, una historia diversa y rica: seca la del sur, más húmeda la del norte, pero igual de mágicas, con desiertos que nos acercan a África y con selvas que se desprendieron de Europa.

Aún con la pesadumbre de ver cómo se nos van los hacedores de nuestra cultura, he podido vivir las Carboneras de Vilaflor, con los discípulos de un personaje recientemente desaparecido que llamaban Murga, y cuyos descendientes siguen luchando para que no se pierda el aprovechamiento forestal que dio de comer a tanta gente chasnera, y de Daute, esperancera y de todos lados, porque en todos lados vieron el carbón como el insinuante aviso del potaje, y así los estacones, y la brea o los mullidos picores que salpicaban en los colchones de pinocha. De todo ello recuerdan los que cada año reviven su vínculo con el monte y hacen vigilia junto a las Carboneras en Vilaflor.

De todo lo expuesto, Caballero, dan fe los cientos de personas que se acercan cada año hasta estas muestras de nuestra etnografía.

Me he acercado a usted para solicitar su colaboración en la lucha necesaria para que no perdamos nuestra historia, y especialmente nuestra forma de ser. No se imagina lo que he descubierto entre nuestra gente, que me ha ayudado a comprender cómo se pudo soportar un tributo de sangre o cómo podemos decir sin dolor que somos un pueblo emigrante, o cómo se han levantado miles de bancales, cómo se puede llorar con una malagueña, o lo que significa una madre canaria.

En la línea de esta disertación, más parecida a un informe técnico que a una presentación, sólo me queda decirle, Caballero, que podría informar sobre múltiples historias que definen nuestra isla, pero seguro que usted ya las conoce y son las que le motivan a seguir luchando por el bienestar de sus protagonistas.

Sin más, aprovecho para enviarle un afectuoso abrazo, que me suena más natural que unos cordiales saludos.

En Tenerife, a 27 de febrero de 2008
Juan Antonio Jorge Peraza

ACTIVIDADES DE RESCATE ETNOGRÁFICO


Reviviendo las costumbres y tradiciones campesinas

¿Cómo hacer que las costumbres y tradiciones más auténticas no se pierdan en la vorágine cultural de la globalización actual? ¿Cómo implicar a los habitantes de un lugar en la preservación de su propio patrimonio etnográfico? La misión no es sencilla y requiere de propuestas imaginativas y originales más allá de la labor recopilatoria de museos e investigadores. Las manifestaciones de rescate etnográfico, cada día más numerosas en Tenerife, son una de estas fórmulas. El éxito que obtienen estas combinaciones de acontecimiento cultural y festividad popular han impulsado su desarrollo en la Isla.

La Ley de Patrimonio Histórico de Canarias, de 1999, recoge la necesidad de “recopilar y salvaguardar la información relativa a los bienes etnográficos que no constituyan objetos materiales, tales como el patrimonio oral relativo a usos y costumbres, tradiciones, técnicas y conocimientos, para su transmisión a las generaciones futuras, promoviendo para ello su investigación y documentación”.

En esa misma Ley se define el patrimonio etnográfico de Canarias como el compuesto por “todos los bienes muebles e inmuebles, los conocimientos, técnicas y actividades y formas de expresión y transmisión, que son testimonios y expresión relevante de la cultura tradicional del pueblo canario: oficios, habilidades y técnicas relacionadas con la producción y manipulación de materiales y recursos naturales; las manifestaciones de la cultura tradicional y su soporte comunicativo: medicinas y remedios populares, el patrimonio oral, folclore musical en general, indumentaria y gastronomía; las manifestaciones relativas a juegos, fiestas, bailes y diversiones tradicionales; los deportes (...), etc.”.

Es en este ámbito donde se sitúan las actividades de rescate etnográfico, dirigidas a “recuperar” aquellas costumbres y tradiciones que, vinculadas de forma mayoritaria al mundo rural, han desaparecido, o están a punto de hacerlo, bajo el ímpetu de la vida moderna y urbana. Y aunque el concepto alude a todas aquellas tareas encaminadas a conservar o recuperar los elementos intangibles del patrimonio histórico de una sociedad, que son precisamente los que mejor la definen e identifican; en un sentido más acotado el rescate etnográfico hace referencia a hacer “revivir”, a través de la escenificación, ciertas formas de cultura popular que constituyen auténticas señas de identidad de un pueblo.

Juan Antonio Jorge Peraza, Agente de Desarrollo Rural de profesión, es uno de los más destacados impulsores de las actividades de rescate etnográfico en Tenerife. Para este “dinamizador de proyectos locales”, como gusta definirse, el rescate etnográfico es mucho más que una manifestación más o menos festiva del acervo tradicional de nuestra sociedad.

“Su principal interés”, asegura, “reside en su potencial como instrumento de promoción de la autoestima de los habitantes de nuestro entorno rural”. Para Jorge Peraza, este tipo de actividades pone en valor los usos y costumbres domésticos de los vecinos, estimulando su propio sentimiento de orgullo por lo que los define culturalmente. Por ello, cree que es imprescindible la implicación de los vecinos del lugar, además del posible apoyo institucional, para que las actividades de rescate etnográfico tengan éxito y se sostengan en el tiempo.

Entre los habitantes y visitantes de Tenerife, el interés que despierta este tipo de manifestaciones es creciente, puesto que constituyen una forma de vincularse al territorio y reencontrarse con los elementos que constituyen las señas de identidad propias de la Isla.

El concepto de rescate etnográfico hace referencia a la recuperación, a través de la escenificación, de expresiones de la cultura popular.

(Entrevista publicada en Tenerife Rural, nº 3, 2008)

Trilla de El Tanque



Llegar al Tanque fue como descubrir el Tenerife que quedaba de los recuerdos infantiles, los fines de semana a ver a la familia del campo, mi familia materna, procedente de La Matanza de Acentejo. Nunca terminaré de agradecerle a Antonio Álvarez, "Toñín", el que me haya brindado ese privilegio.

Llegué en invierno, y los domingos en El Tanque son como el invierno polar de los osos, un tiempo para esconderse, sobre todo en la parte alta. En San José de Los Llanos, en Erjos, en Ruigómez, las familias se apilan junto al fogal. ¡Cómo apetece entonces un buchito de vino! un vino no tan blanco como el del sur ni tan oscuro como el del norte, sino de un color de almendra, y fuerte como él solo.

Fue mi primer trabajo como agente de desarrollo local, y la gente cuando me veía entrar a saco en las huertas, sin arremangarme siquiera, con ropa de gente que trabaja en una oficina, se asustaba y decían: "Pero, cristiano, ¿qué hace usted, un estudiado de La Laguna, en el Tanque, que es el culo el mundo?" A lo que yo decía normalmente "¡Culo bonito!"

Esa era en 1996 y sigue siendo así, a fecha de hoy, la gente del Tanque, la que yo conocí y que me abrió su corazón de par en par. Tengo recuerdos imborrables de personas maravillosas, de gente que me brindó sus casas, Juan Manuel el policía, Claudio y Carmen, o Severa cuando se enteraron que yo dormía en el coche para no ir a mi casa, a La Laguna, los días que se me hacía tarde en reuniones. Eran encuentros inolvidables con los agricultores, o con los representantes de los grupos folclóricos que una vez estaban medio enfadados y en una reunión a la que les convoqué terminaron juntos con fuerte parranda... Cuando se fueron a sus casas, yo me fuí a dormir al coche detrás de la plaza, ¡si se llegan a enterar, me matan!

Al final me fuí del Tanque, apenas estuve once meses pero cuando vuelvo y me encuentro personas que conocí hace ya quince años, es como si siguiera allí, como si fuera aún "Juan Antonio el del Tanque", como me decían los agentes de desarrollo de la Isla.

Me fui y de mi corazón un cachito quedó atrás, sé que vive con la gente del Tanque en las tardes de frío o cuando el Tío Heliodoro me dio a conocer el encanto de reunir a la familia para coger las papas. Él me descubrió, con su infinita sabiduría, que aunque perdiera dinero plantando aquellas papas, era una de las maravillosas ocasiones de ver junta a toda la familia.

Al final les dejé la Trilla de Los Llanos, una labor que hicimos juntos los agrilcultores, otros compañeros del Ayuntamiento y yo, aunque yo tirara del carro... ¡alguien tiene que poner fecha y ánimo en las cosas! Es lo único que yo sé hacer. Todavía veo volar al viejo Fino haciendo giros y piruetas sobre la parva, un vuelo que aún hoy nos transmite sensación de libertad a los que disfrutamos de aquella estampa. O al Dibujito -una de las personas a las que más he admirado en mi vida-, batiéndose con seis bestias en collera que parecían querer elevar la era en cada uno de sus giros. Fue una de las primeras acciones de rescate etnográfico de Tenerife, cuando aún se escuchaba que era vergonzoso mostrar nuestras tradiciones; pero ellos mostraron su sabiduría, la savia de los pueblos que no es tangible, pero que se transmite en las habilidades de las personas, en sus historias, en su folclore...

Esas personas sí son tangibles y reales, y además en El Tanque priman las que son simples y nobles. Mientras esa sencilla hermosura, que es el carácter e identidad de un pueblo, se siga transmitiendo, la vida seguirá siendo mágica y generosa.
Juan Antonio Jorge Peraza
En El Tanque, el 9 de octubre de 2009

Día de las Tradiciones en Chirche


El Día de las Tradiciones fue la primera actividad en la que surge un procedimiento de participación comunitaria de forma coordinada. Enclavada en un entorno privilegiado, un núcleo rural declarado como BIC, el Barrio de Chirche me brindó la oportunidad de aplicar una metodología de participación comunitaria asociada al patrimonio, tanto el arquitectónico como el intangible.

A partir del grupo motor, se desarrollaron talleres de investigación sobre la historia local y múltiples aspectos de la zona: topónimos, gastronomía, anécdotas e historias de la población, juegos tradicionales,… a lo que acompañó un programa de excursiones, salidas de campo para conocer otras experiencias similares a la prevista en este proyecto de revalorización patrimonial. Pinolere, una horneada de teja en Teno Alto, la visita a múltiples museos y centros de interés cultural de Tenerife, llevaron a la actividad final.

El Día de las Tradiciones consiste en la recreación de la vida tradicional en un entorno rural de notable belleza arquitectónica bajo un enclave natural, el Barranco de Chirche, de diversas y singulares manifestaciones geomorfológicas. El tercer fin de semana del mes de julio de cada año, la población local se “disfraza” con la indumentaria típica del campesinado isoreño hasta finales del siglo XIX -vestimenta que se confeccionó mediante un taller de costura en el que participaron las mujeres de Aripe-, y se recrean oficios y labores tradicionales.

El acarreo del agua, la trilla del cereal, la vendimia y labores culturales relacionadas con la agricultura y la ganadería, la elaboración de velas con cera de abeja, o de mistela –un licor de café característico del Municipio de Guía de Isora-, son algunas de las muchas estampas costumbristas que se recrean en esta entrañable actividad de rescate etnográfico.

Esta escenificación se suele acompañar de una obra de teatro costumbrista, la apertura de patios y casas tradicionales para mostrar su belleza arquitectónica, o un “baile de cuerdas”, todo un compendio de manifestaciones culturales que llevan al corazón de los visitantes una estampa canaria de singular armonía estética.

En Chirche, octubre de 2009
Juan Antonio Jorge Peraza

La Gran Majada. Feria de la almendra 2009


El domingo 25 de este mes de octubre se llevó a cabo la séptima edición de la Gran Majada, una feria de repostería que se desarrolla en Aripe, en el Municipio de Guía de Isora.

Este acontecimiento está relacionado con un proyecto de rescate de la almendra y otros frutales de secano, iniciativa del Cabildo de Tenerife y de la Asociación Agrícola "Los Poleos", con el que se pretenden potenciar los almendreros, las higueras y en general todo el ambiente de frutales de secano del sur de Tenerife. Esta feria congregó a la mayoría de las reposteras del sur de la Isla y fue organizada conjuntamente por la Asociación de Vecinos de Aripe, la Asociación agrícola "Los Poleos", el Ayuntamiento de Guía de Isora, y las Áreas de Desarrollo Rural y Agricultura y de Turismo del Cabildo de Tenerife. Colaboraron además un buen número de empresas de la zona.

En esta ocasión la feria se complementó con una actividad llevada a cabo en el mes de septiembre, la “Apañada” de las almendras, realizada en el Municipio de Vilaflor de Chasna donde, gracias a la colaboración de personas voluntarias, se recogió una buena cantidad de almendras que se vendieron en la feria con fines benéficos. Este año el dinero se destinará a ayudar en el mantenimiento de un Hospital que fundó el Santo Hermano Pedro en Guatemala. Los vecinos y vecinas de Vilaflor se han unido para realizar esta labor y continuar manteniendo el espíritu de ayuda y solidaridad que caracterizó a este primer santo canario.

El acto tuvo lugar a partir de las 10 horas en la plaza de San Pedro de Aripe, Guía de Isora, donde quedaron abiertos los puestos de las distintas reposteras. A las 13 horas, en los aledaños de la zona de realización del acto, se realizó una escenificación de las labores tradicionales de recogida de la almendra, con el vareo de los árboles, la comida en el campo después del trabajo y el traslado (en este caso hasta la Plaza de San Pedro para su reparto entre el público asistente), acabando con el “derrame” de las almendras en el suelo de la plaza donde se ubica la actividad. Este momento es de crucial impacto entre los niños y niñas que cada año llenan de alegría este entrañable barrio del sur de Tenerife. Un fruto que durante generaciones fue parte indispensable de la dieta de la población local, es ahora motivo de fiesta por un día, en un lugar de espléndidas panorámicas y un entorno rural de singular belleza.




En Guía de Isora, 25 de octubre de 2009
Juan Antonio Jorge Peraza

Gran Majada, Aripe

¡Que no sea el otoño quien tumbe las almendras!

¡Que no sea el otoño quien tumbe las almendras!, decía el Tío Manuel a quien lo escuchase, mientras volteaba la pinocha preñada de estiércol. Siempre había alguien, siempre alguien crecía por dentro escuchando a los viejos cuando también su cuerpo se aventuraba a nuevas formas.

Los viejos, como un libro; eran lo que no se podía leer pero se asumía, porque los viejos eran sabios como el tiempo: a cada cosa en su sitio y cada sitio para lo que era, uno para cobijarse, otro para plantar, otro para pasto y uno pequeñito para morir. ¿Para qué más tierra?

Cuando ya el sur tenía las tardes más pequeñas, sobre los morros el Tío Manuel hablaba con el viento, como un Moisés, privilegiado contertulio, sabio, cauto volvía para decirnos lo que habría de llegar, para hacer real el presagio del otoño. ¡Pero que no sea el otoño quien tumbe las almendras!, que sean las gentes, que sean hombres y mujeres. Pequeño gesto para tan preciado tesoro, botín que, como el oro llena al ego, de salud llena a los cuerpos, sorpresa frugal de finales de estío.

Temprano en la cumbre, a sol puesto ya estamos en lo de Juan José; cimbreantes, “la latas” son batutas que hacen sonar a la brisa que se extingue sobre los hombros curtidos. Apañando, los niños debaten sobre dónde esconderán tan suculento manjar para cuando el juego venga del desconsuelo. Los jóvenes sueñan con la fiesta, la chiquilla, el chico, las truchas de la suegra que quiere ser, truchas que saben a almendra, a pasión adolescente, a ilusión que crece fuerte, fugaz como árbol tierno. Apañando se reafirman los viejos con certeza: Si el arcón se llena, serán menos las penas.

Llegará el otoño tarde o temprano. Para nosotros es igual si ya la sementera está lista, clamando al cielo su razón de ser, si ya están prietos los graneros, si no se pierden en el tiempo los consejos de quienes dieron al hambre un giro de almendras. La gratitud puede ser la mayor de las virtudes cuando un árbol hecho a la mucha sed, generoso escanciaba sus frutos en tiempos de ausencia, almendreros que esperan que a cada verano, las gentes vareen sus alas para no alejarse del ciclo y la esencia de la tierra y sus gentes.
En Guía de Isora, octubre de 2008
Juan Antonio Jorge Peraza





VI Edición de "Al Paso de La Cumbre"



El domingo 11 de abril tuvo lugar la VI Edición de "Al Paso de la Cumbre", con la escenificación por parte de hombres y mujeres de cómo era el devenir de los caminos y senderos por las islas, hasta hace varias décadas, para el trueque de productos agrícolas, pesqueros, ganaderos y artesanales.

Esta iniciativa de rescate etnográfico se desarrolla en colaboración entre diferentes ayuntamientos de la isla, centrándose el acto en la revalorización patrimonial de los municipios de Santiago del Teide, El Tanque y Garachico, con la participación de personas de dichos municipios, además de Guía de Isora, Adeje, Los Realejos e Icod El Alto. Por vez primera este año se contó con el apoyo de Turismo de Tenerife.

Participaron muchos actores ataviados con los trajes que usaba, en esa época, el campesinado junto con los utensilios y aperos necesarios para el trabajo diario o para la venta de mercancías entre los que se encontraban los caciques, los cabreros, las brujas, los cochineros, las panaderas...

El trabajo de las artesanas de la loza, las pescadoras que ascendían con la frescura de sus productos desde la misma orilla del mar hasta los lugares más insospechados para intercambiarlos, de los cochineros, de los cabreros, de las panaderas, entre otros, son un reflejo del tremendo trabajo y esfuerzo que suponía mantener la economía familiar, no perdiendo de vista un contexto de pobreza, dispersión o falta de transporte, que se veían compensados por un espíritu encomiable, y sobre todo una enorme capacidad de sacrificio que se encontraba, a su vez, con la generosidad de las familias que recibían a quienes se movían por los caminos y pueblos para realizar el trueque.

En esta edición los principales protagonistas fueron un grupo de niños y niñas del Colegio de Santiago del Teide, que con su maestro, Pedro, prepararon su participación tanto en los senderos como, sobre todo, en la escenificación del trueque que tuvo lugar, al final de la jornada, en el Mercadillo del Agricultor de Santiago del Teide.


Mi abuelo vino del Norte

Mi abuelo vino del Norte a buscar semillas. Por lo visto es bueno cambiarlas de sitio, que de vez en cuando las semillas viajen. Bueno, eso le gusta a todo el mundo, conocer gente, ver otros pueblos, jugar a otros juegos. Creo que mi abuelo no buscaba precisamente ver cómo se jugaba en otros sitos, aunque tenía edad para eso cuando pasaba la Cumbre con su padre para buscar semillas. Al fin y al cabo, con doce años seguro que todavía le gustaba echarse a la calle a jugar con los demás chiquillos.

Siempre salían temprano. Su madre decía: “a quien madruga Dios le ayuda”, pero eso no era recompensa para dejar la cama calentita cuando todavía no se veía ni un “fisco” de luz en la ventana. Era duro levantarse tan temprano, pero valía la pena cuando su madre lo despedía montado en la mula como a los demás, como a una persona grande. Era cuando se ponía serio y tieso como un garrote, haciéndose el fuerte. Además, todavía podía haber brujas trasnochadas. Había que aparentar.

Cómo disfruto yo con esas historias de mi abuelo, porque me dibujan lo que había en otra época donde ahora yo voy a jugar con mis compañeros: el Camino del Valle Arriba, la Casa de Esteban el Medianero... Donde nos metíamos muchas veces a escondidas buscando tesoros era en la Casa del Patio, allí sí que me daba miedo. Pero para mi abuelo llegar a estos sitos era una alegría. Podía significar algo dulce después de haber estado comiendo sólo gofio y unas batatas frías que siempre le “enyugaban”. Aunque no todo era amargo; se emociona cuando nombra unas tortitas planas de cebada que le hacía su abuela para los viajes. Cuando salía con su padre hacia las tierras del Sur, esas tortitas eran su gran tesoro. Una vez las cuidó con tanto mimo que una le duró hasta la vuelta. ¡Sería bobo! Con el desconsuelo que pasó…

Según mi abuelo, sólo entendió el por qué de aquellos sacrificios, de tantas horas de montura, del sueño y frío en aquellas madrugadas, cuando pasados muchos años, ya viviendo en el Sur, veía algunos paisanos suyos en sus camionetas, bien trajeados, pero más tristes. Ya venían a lo que venían y se iban al Norte. No se quedaban a dormir en casa de los amigos de Vilaflor o de Guaza. Sólo venían a trabajar y se volvían a sus casas, pero esa forma de viajar no les hacía valorar los primeros rayitos de luz en la cara, cuando ya estaban llegando al Filo. Ver los campos amarillos del Sur era todo un descubrimiento. Qué diferentes eran de las huertas rojas y casi siempre verdes del Tanque o de Las Abiertas.

La amistad, por lo visto, era el mejor pasaporte en esa época, porque no había pensiones, y tener a Señor Agustín en Vilaflor o a Don Frasco en Vera de Erques…eran tantos que eso sí que se me olvida. Esos sí eran amigos, porque sabían de necesidades y por eso siempre agasajaban al padre de mi abuelo como si fuesen familia. Nunca faltaba un “fisco” de paja en el granero para tumbarse al abrigo de una manta canela con una raya blanca que, según mi abuelo, vino de Cuba. Tenía algo que ver con una revolución y unos manbises, o algo así.

Ahora, cuando escucho a mi abuelo, aunque esas historias me las ha contado muchas veces, siento desconsuelo de poder viajar por esos mundos de la Cumbre montado en mi alazán, sobre la albarda que había sido antes de su hermano mayor y antes de su tío. Ahora que recuerdo, fue la misma que yo rompí un día por ver si dentro había algo de valor. Qué pena que hubiese sido tan pequeño en aquel momento, porque ahora no lo habría hecho. Menos mal que ya he crecido.

Creo que antes la gente era más feliz, porque aunque mi abuelo me habla del frío o de que no había juguetes, tenía muchos amigos. En la Cumbre se tropezaban con las mujeres que llevaban el pescado a la cabeza; subían desde Puerto Santiago y a veces llegaban hasta Erjos, sólo para cambiarlo por papas o alguna col, o ñames. Lo que no había en un sitio había que ir a buscarlo a otro, caminando. Mi abuelo siempre se queda repitiendo: ¡caminando! ¡caminando!

Algunas veces se encontraban con los Cochineros de Icod el Alto, con unas cestas que llaman raposas donde traían cochinos chicos que ofrecían a la gente y le decían: ¡fíjese, igualito que su madre! O con el cura, que siempre les daba la bendición y al que luego brindaban con algo, con sus escrituras bajo el brazo y tirando de una burrita parda. Parece que al cura siempre le regalaban las burras más “es rengadas” porque siempre iba él tirando del animal; ir montado era un desespero para la energía del cura. Siempre de un lado a otro para dar misa o los últimos sacramentos a algún moribundo, un rosario en el otro pueblo, siempre iba apurado.

Mi abuelo venía del Norte a buscar semillas, pero dice que la mejor semilla no se la llevó, la sembró en el Sur: su familia. Sus hijos: Manuel, Hilario, Roberto; su mujer, abuela Lucrecia, a la que siempre envía un beso hacia el cielo cuando la nombra, mientras le regala alguna lagrimilla a escondidas.

Yo soy el más enano y creo que tengo una enorme suerte de tener un abuelo, porque escuchar sus historias es como tener un sabio en casa. Él me puede hablar de muchas cosas que ya no están donde yo juego, pero como él me las cuenta yo las veo y mi imaginación hace mayores las historias. Al final yo también puedo hacer magia porque veo otras aventuras donde mis compañeros sólo ven el Camino Real, vacío, medio abandonado. Además, así podré contarle aventuras a mis hijos. Pero bueno, para eso hace falta mucho tiempo.

En Santiago del Teide, 6 de marzo de 2010
Juan Antonio Jorge Peraza

V Edición de "Al Paso de la Cumbre"

Al paso de la cumbre

Video: http://www.youtube.com/watch?v=Zdtc-BWPOX4

Fotos de Pedro Falcón:

“Al Paso de la Cumbre” es la visión de un viaje en el tiempo, un viaje para los que vivieron otros tiempos, otras formas y el mismo espacio de otras personas que viven este otro tiempo y que tienen otra forma de ver el territorio que nos acoge.

Esta actividad de rescate etnográfico es una muestra, una visión retrospectiva, del trasiego de gentes de todos los rincones de la Isla de Tenerife que hasta hace no más de tres o cuatro décadas viajaban de un lado a otro buscando el sustento familiar. Después de cinco ediciones entrañables, los personajes que integran el equipo de “Al Paso de la Cumbre, escenificación del Trueque”, han conseguido que gran parte de la población de Tenerife, así como muchos visitantes que acuden prestos a este tipo de celebraciones y eventos de carácter etnográfico, observen el uso de los caminos y senderos como se vivían en tiempos pretéritos. La realidad de esta escenificación no presenta aspereza ni sacrificio porque es sólo una representación, pero el espíritu de quienes protagonizan la actividad ha conseguido tocar la sensibilidad de quienes disfrutan de estas estampas costumbristas.

Así, en esta edición también ha llegado la iniciativa hasta los niños y jóvenes del Municipio de Santiago del Teide, anfitrión de este encuentro, y la respuesta ha sido excelente. En una labor de difusiónde la actividad en todos los centros educativos del Municipio, la aceptación ha sido muy positiva y los protagonistas futuros del devenir de esta zona suroeste de la isla de Tenerife, han reconocido el mensaje que se quiere transmitir. Este no es otro que el de mostrar la armonía que ha existido hasta hace no mucho tiempo entre las personas y el territorio; la conformación del paisaje, la utilización de las tierras fértiles y las no tan fértiles, la construcción muchas veces espontánea de vías de comunicación para medios de transporte tan precarios como los animales de carga, mulas, burros, caballos y sobre todo el desplazamiento a pie, han sido la impronta de las zonas rurales de la isla.

Al esfuerzo y la constancia, que necesariamente han de definir a una población que ha vivido mayoritariamente de la agricultura y la ganadería, hay que unir un carácter abierto y muchas dotes de imaginación. La necesidad de diversificar cultivos y labores, la existencia de recursos de la piedra, de la pesca, del espacio forestal, la incidencia de la diversidad bioclimática que es capaz de crear islas dentro de otras y de definir grandes diferencias en el espacio, han provocado el que haya sido una constante el intercambio de mercancías: las papas de secano en el norte, la piedra chasnera o la tosca, las cebollas de Guayonge o de Masca, las manzanas reinetas, el azafrán de la tierra de Carrizal, el queso de Teno, el carbón de Anaga, las jareas o las castañas de Acentejo… un sinfín de tesoros básicos para el sustento. Cada rincón de la isla de Tenerife ha estado marcado históricamente por la calidad de algún producto, y su mercado abarcaba a veces toda la isla, como podían ser los cochinos que la gente de Icod El Alto repartía por todos los pueblos, pedanías, barrios y pedazos de tierra habitados.

Los pasajes culturales que muestran “Al Paso de la cumbre” llevan detrás de un escenario decorado con las vestimentas, los útiles de labranza, los productos que se intercambiaban, el espíritu de la supervivencia, la solidaridad, la amistad, el respeto por la naturaleza y su aprovechamiento, que viene a ser la tan traída y llevada “sostenibilidad”.

La isla que se representa es aquella que en sí misma era todo un ecomuseo, una forma de mantener el equilibrio entre las necesidades humanas y el peso poblacional.

Cuando ese balance se alteró, la emigración fue la válvula de escape en varias ocasiones. Esa nostalgia del emigrante, el amor por la tierra que te ha cobijado, el espacio donde los niños viven y crecen, un indescriptible amor por el entorno que hace que la familia vaya más allá de los vínculos parentales, en definitiva, las señas de identidad de las personas, son los sentimientos que se reflejan en Al Paso de la Cumbre; es el homenaje que protagonistas y público ofrecen a quienes nos precedieron en el uso de nuestra tierra. Quizá cuando quienes actualmente realizan esta actividad, por ley natural ya no tuvieran la energía suficiente para mostrar lo que ellos realizaron por necesidad en otra épocas, o que conocieron por el testimonio de su padres, familiares o amigos, el espíritu de los caminos se haya transmitido.

Cuando los jóvenes vean el valor de una calzada, un empedrado, o el del saludo desinteresado a cualquier “paisano” desconocido que en cualquier momento puede compartir esfuerzo u ofrecer ayuda en el camino, se habrá conseguido el objetivo de esta actividad. De cualquier manera, entre cuarenta y cincuenta participantes de Municipios tan dispares como Los Realejos. El Tanque, Santiago del Teide, San Miguel de Abona, Adeje, Garachico o Santiago del Teide seguirán mostrando una vez al año, con la colaboración del Cabildo de Tenerife, una estampa costumbrista sosegada y nostálgica de encuentros, trueques, trasiegos y andanzas de gentes y sueños entre los espléndidos valles y cumbres de Tenerife.

Juan Antonio Jorge Peraza
Geógrafo
(Artículo publicado en Mundo Rural de Tenerife, nº 4, mayo de 1009, pp. 28 y 29

IV edición de "Al Paso de la Cumbre"

¡No sé si las lonas llegarán a Las Abiertas! Creo que ya no pueden más. Al fin y al cabo bastante han durado. Pensar que las compré el año pasado por esta época en el Valle. Vamos a ver si hay suerte y si Dios quiere, porque Él todo lo ve y sabe que con esta carguita algún socorrito llevaré a mis hijos.

Cuando mi José vivía era diferente, éramos dos para repartir la carga, aunque los cascajos nos pelasen los pies o la lluvia nos atrabancara algunos ratitos en algún soco, porque llegar a la casa era una alegría grande, aquellos cristianitos rodeándonos que casi nos tumbaban, y qué ganas de abrazarlos y besarlos, era como si hubiésemos dado la vuelta al mundo, pero el cariño puede con todo, hasta con las penas.

Ay Dios mío, que me duren las lonitas pa' poder volar sobre los Partidos antes de que caiga la noche y las brujas se me atraviesen…


En Santiago del Teide, Noviembre de 2007
Juan Antonio Jorge Peraza

Carboneras en Vilaflor 2010



El fin de semana del 22 y 23 de mayo tuvimos de nuevo carboneras tradicionales en El Salguero, Vilaflor. A las 10 de la mañana del sábado los maestros carboneros empezaron el montaje enseñando a un grupo de participantes cómo se producía el carbón en los tiempos en que había que hacer de todo para conseguir el sustento familiar.

Por la tarde, a partir de las 21h., comenzó la "noche mágica de las carboneras", con actividades que nos permitieron disfrutar lúdicamente de la vigilia en la que había que cuidar que la carbonera ni se apagase ni se quemara...Contamos, como otros años, con los cuentos de Kike Savoie, el paseo por la ruta de las estrellas con Juan Vicente Ledesma, y finalmente un divertido taller de risa en el albergue de El Salguero.

El domingo 23 se abrió la carbonera, y pudimos comprobar que las ramas se habían convertido en carbón, en otros tiempos tan necesario para matar el frío, o para poder cocinar en las casas... Y como culminación de la actividad, que se desarrolló paralelamente a la VI Muestra Gastronómica de la Papa que organiza todos los años el Ayuntamiento de Vilaflor, esa mañana los compañeros y amigos Jonay Escuela y David Moraga coordinaron dos talleres, uno de elaboración de queso y productos lácteos, y otro de mermeladas. A partir de las 13h., bajo la coordinación de Juan Carlos González, los restaurantes de Vilaflor nos dieron a conocer y degustar una excelente muestra de sus mejores platos, incluyendo todos ellos la papa elaborada de múltiples maneras.

Todas estas actividades fueron organizadas por el Ayuntamiento de Vilaflor de Chasna, con la colaboración, entre otros, del Cabildo I. de Tenerife, el Plan de Gastronomía y Turismo de Tenerife. Esta ha sido, una vez más, una invitación sincera de un pueblo sencillo, hermoso y limpio, como su aire y el espíritu de sus gentes.



Una reflexión

El domingo, a media mañana, abriremos la carbonera en El Salguero, y Vilaflor volverá a ver las banderas grises cual fantásticos conos veloces girando en el aire. Son las mismas fogueras de las que hablaban los abuelos, las que ayudaban a matar el hambre. Ya no hay apuros por salir a la estampida, dejando atrás los cacharros del café y la vieja manta de listas, dejando atrás el alma, cuando los guardas nos pisoteaban la dignidad de ser pobres. Es la misma dignidad que vino del Portugal antiguo. A saber de dónde vinieron los primeros pobres hacedores de fogueras, si del Algarve, si de los montes mágicos de la Galicia celta; si vinieron de los valles de Leizarán. El misterio del humo de las carboneras se hace aroma mestizo de pobres de a saber que tiempo y que montes.




Juan Antonio Jorge Peraza, en Vilaflor, a 23-V-2010

Carboneras en Vilaflor



El fin de semana de 23 y 24 de Mayo de 2009 tuvo lugar en El Salguero (Vilaflor) la actividad de rescate de las carboneras, organizada por el Ayuntamiento de este municipio. Un año más, se dedicó un homenaje a la labor de muchos canarios que, para conseguir ganarse parte de su sustento, subían a las Cañadas del Teide a recoger ramas de retama y montar con ellas una carbonera de la que, después de un día y una noche completa, se podía extraer carbón vegetal, necesario durante muchos decenios para la vida cotidiana en las Islas. Durante la vigilia de las carboneras se desarrollaron actividades diversas: talleres gastronómicos (para niños y adultos), cuentacuentos, paseo por las estrellas, ruta nocturna...

Las Fogueras de Vilaflor

Actividad de rescate etnográfico del carboneo realizada en El Salguero, con la colaboración del Cabildo I. de Tenerife y el Ayuntamiento de Vilaflor. Los Maestros carboneros Berto, Lalo, Pedro y Jorge son los verdaderos protagonistas de un homenaje a los cientos de personas que realizaron hace años esta labor para poder sobrevivir. Un cerco de piedras da base a un pináculo de leña cubierta en una simetría perfecta por sucesivas “camadas” de hierba verde, pinocha y tierra, por cuya cúspide brota el humo de un fuego en este caso controlado, como si fuese una prolongación de las entrañas de nuestra tierra, viva y en continua ebullición de fumarolas. En la vigilia de las Fogueras disfrutamos de un taller de cocina con Juan Carlos Glez., Rayco Chinea, y el apoyo de Toña; una sesión de cuentacuentos con Enrique Savoie y visualización astronómica con Juan Vicente Ledesma; una ruta nocturna y la visita al Pino Enano.



Las Fogueras

Las fogueras escondían la lumbre, pero la verdadera lumbre era la que estaba en nuestros corazones, y esa no era tan fácil de achantar. Los guardas nos vigilaban, como si fuésemos prófugos, pero ¡de eso nada!, si hacíamos fogueras era para llevar “el fisco pan pa’ la casa”.

Algunas veces teníamos suerte y encontrábamos algunos tronquitos buenos, pero el monte no estaba como ahora, que sobra leña y “pinillo” por todos lados. A veces había algún rincón difícil de llegar o igual el viento había tumbado algún leñito y podías hacer alguna carbonerita. El miedo se confundía muchas veces con el frío y casi siempre con el hambre, pero la ilusión de llevar esa carguita era mayor, era la fuerza que el cariño te da y hace que un hombre sea grande y fuerte, porque el cariño por los hijos es más fuerte que el mosquetón del guarda. Qué tristeza cuando te pillaban y hacían entregar la albarda y los sogos en la casa forestal, como para humillarte. No era vergüenza, era rabia, porque aquello era como quitarle el pan de la boca a tus chiquillos.

Cuando pasabas cerca de las tierras del amo ahí sí te entraba la rabia al ver esas grandes fogueras pariendo carbón que daba temor, pero parece que las que yo hacía eran más libres; el humito volaba como jiribilla, parecía irse rápido para ayudarme, para no delatarme. Cuántas carreras por la Pasada el Santo, cruzando La Puente, bajando Las Corujas. A veces pasabas días y días, con sus noches, juntando cuatro leñitos que luego se quedaban en nada; menos mal que de vez en cuando te tropezabas con algunos carboneros de un lado y otro y parece que la cosa cambiaba, o cuando te pasaba esa gente del norte vendiendo cochinos y siempre un ratito de conversa era de agradecer.

Qué tiempos, cuando los pobres nos echábamos al monte a sacar algún fisquito de carbón a escondidas, qué grandes seres aquellos burritos, esas mulas, esa gente sí merece algún monumento, porque ayudaron a dar de comer a muchos de los que ahora parecen ricos, seguramente lo parecen porque no valoran de donde vienen; ya se olvidaron de la necesidad.

Si había suerte podías camuflarte por algún camino más largo o más peligroso y aprovechabas el viaje, muchas veces escondido en el oscuro; entonces…qué delicia poder llegar al pueblo con la carga de carbón y convertir la angustia en algo para la casa, quizá el guisito papas que cambiabas con Señó Argeo o el puñito de gofio que no te llegaba ni a las encías, pero que era como un tesoro bien preciado.

Las fogueras son como el corazón del volcán, con esa luz encarnada que de vez en cuando aparece entre la hierba verde y las piedras; parece que si la miras pudieras traspasar el suelo y llegar a las entrañas de la isla.

En Vilaflor, Mayo de 2008
Juan Antonio Jorge Peraza
Las Fogueras de Vilaflor

Gabinete de Crisis (Buzanada)

(Obra en 7 actos, estrenada en Buzanada, 20 de junio de 2010)

(Protagonista principal Benigna, 50 años descuidada y tacaña. Su marido, Cipriano, tiene el sonotone averiado, que no arreglan para no gastar)

Acto 1
(Benigna haciendo cuentas)

Entra La Boba: ¡¡Llegó la crisis!!
BENIGNA: ¿Qué crisis ni coño crisis? La crisis… ¿Quién es esa?
BOBA: No sé. Yo sé que en la venta de Candelaria todo el mundo está hablando de la crisis. Pero yo no sé quién es.
BENIGNA: Será alguna cantante.
BOBA: Puei ser ¿Y es guapa?
BENIGNA: Yo qué sé, pos no te digo que yo no sé quién es.
BOBA: Pos yo pensé que usté la conocía.
BENIGNA: Voy a conocer, voy a conocer, con lo liada que estoy yo voy a conocer a nadie. ¿Te dijeron si es de aquí? Nada, nada, déjame seguir aquí con mis cuentas no me líes con esas mujeres de la tele que esas a mi no me dan nada.
BOBA: Pos adiós, seña Benigna, ya le contaré cuando sepa algo más de esa crisis.
(Benigna sigue con las cuentas. Pos sí, que hay perritas, con esto nos da pa comprar un catre nuevo y hasta pa darnos un viaje. Ves, por no dejar ir al Cipriano a la cantina mira como se ahorra. Y el traje, que se aguante, que igual por las fiestas le compro una camisa, hombre, que la del año pasado todavía está buena. Un catre, ¿pa qué quiero yo un catre? pal uso que uno le da, que asegún te acuestas te levantas ¿pa qué quiero yo otro catre?)
(Se retira. Sale a comprar)

Acto 2


MERYLINDA: Buenos días, seña Benigna. ¿A dónde va tan dispuesta?
BENIGNA: ¿A dónde voy a ir? A la venta. Aquí en este pueblo sólo se va a la venta y a la misa. Una mujer casada, por no decir viuda (en voz baja), como yo, a dónde va a ir.
MERYLINDA: Oh, pues qué sé yo, podría ir a la butig esa nueva que han puesto a ver si hay algo ageitadito para usted, o a pasiar, que usted todavía está bien nueva y más que sea pa que la miren.
BENIGNA. ¡Por Dios! Los diablos te lleven, a quién se le ocurre pensar eso, una mujer casada y respetosa como yo. Dios mío y la Virgen de….
MERYLINDA: Bueno, seña Benigna, no se ponga usted así, que es sólo una broma, que hay que darle alegría a la vida, todo no es trabajar y rezar, que luego llega una crisis de esas y se va todo al garete.
BENIGNA: Pos adiós, me voy a ca` Candelaria a ver si arreglo algo para mi Cipriano.
MERYLINDA: Ya usted ve, eso sí que es importante, al marido hay que tenerlo a bien, más que sea por las penitas del corazón que le quitan a uno de vez en cuando (con malicia).
(Benigna se va, pensando: ¿Quién será esa Cristina, esa Crisanta, qué sé yo, algo de crisig es? ¿Y cómo sabe esa que ya mi Crisanto no me jace nada. Esto lo tengo que arreglar yo)

Acto 3

(Cipriano sentado en un sillón echándose un vaso de vino. Se queja de la crisis, del dinero, de que no oye nada. Como esto siga así vamos a tener que volver a trabajar en las galerías)


CIPRIANO: Ajá ¿y a dónde vienes tú asín, de esas manera? Que pareces un carnero emplumado, yo nunca te había visto de esa manera.
BENIGNA: Pos yo vengo de la butishsh esa que han puesto nueva.
CIPRIANO: Mía tu…
BENIGNA: Pero bueno, te gusta… o no te gusta?
CIPRIANO: Pos más bien no, ¿tú no has oído aquello de que aunque la mona se vista de seda…?
(Benigna sale detrás de él amenazándolo con darle un escobazo por malcriado y se queda rezongando: voy a hablar con el cura, yo no me quedo tan tranquila, vaya a saber si ya Cipriano no se fija en mí por culpa de la crisis esa...)

Acto 4

(Visita del Sr. Cura)

CURA: Buenos días Benigna, la paz esté contigo. ¿Qué te pasa que se te ve algo disgustada?
BENIGNA: Y con usted Padre. Pos sí, estoy disgustada porque tengo una duda y no sé a quién preguntarle.
CURA: Pues fíjate, que si es una duda del alma y yo puedo contestarte estaré gustoso de hacerlo. Ahora, si es una pregunta más banal no sé si estaré al día, porque con estos tiempos que corren…
BENIGNA: Pues Padre, que yo llevo tiempo notando que mi Cipriano no…no…nada. ¿Usted me entiende? Y como me he enterado que hay una tal Cristina, rubia, a saber de dónde vino, que tiene a todos los hombres de este pueblo locos perdidos, yo he pensado que igual es que ya no tiene interés por mí.
CURA: Mujer, pues no sabía nada de esa persona, como ya la gente ha perdido el hábito de confesar y hace días que no voy por la Venta de Candelaria, no estoy al tanto. ¿Y de dónde es? (El cura muestra interés)
BENIGNA: Pues yo no sé, padre, sólo sé que me trae de cabeza.
CURA: Bueno, Benigna, de todas maneras, al esposo hay que quererlo hasta que las muerte os separe y quizá te falte un poquito de geitiito para engatusarlo como cuando se enamoró de ti. Tu entiende que el fuego hay que tenerlo siempre encendido porque sinó… ya tu sabes. El huerto siempre tiene que estar regadito.
BENIGNA: Pues será eso Padre, habrá que volver a entonarse una un poco. Muchas gracias Padre y a ver si la Virgen de… me da un poco de luz para arreglar las cosas.
CURA: De acuerdo Benigna, aunque yo te sugiero que no te advoques a la Virgen para esa obra, que al fin y al cabo…hay que guardar un poco de recato. Si puede ser a otro ser celestial pues mejor. Nada, queda en paz y ya nos vemos.
BENIGNA. Gracias Padre, gracias por su bendito consejo.

Acto 5

(Benigna en su patio trastiando, otra vez bien arreglada y entran Boba y Merylinda. Benigna no les da mucha importancia y sigue con lo que está. Comentan que Benigna no invita ni a café, pero la van a fastidiar un poco)


BOBA Y MERYLINDA: Hola Seña Benigna, ¿cómo anda?
BENIGNA: Pos cómo voy a andar, con los pies. Bien te gusta sacarme de mis casillas. Y ustedes ¿Qué buena nueva les trae por esta humilde casa?
MERYLINDA: Pues nada, aquí que venimos del centro cultural, que el alcalde acaba de dar unas noticias, a ver si nos sacamos de encima esta crisis.
BENIGNA: ¿Cómo es eso? ¿Y qué dice el alcalde? ¿Qué noticias son esas?
MERYLINDA: Según el alcalde, para meter esto a camino, la gente tiene que controlar más lo que come, los hombres tienen que ir menos a la cantina y por lo visto hay que ponerse otra vez a coger cochinilla
BENIGNA. ¿A coger cochinilla? Válgame Dios ¿y qué tiene que ver una cosa con la otra?
MERYLINDA: Pues no sé, eso dice el alcalde, y usted sabe que él es bien estudiado y busca lo mejor pal pueblo. Por algo será. Nada, no la molestamos más, que seguro que está muy ocupada con sus cuentas, como usted no tiene problema de crisis. ¡Ay!, por allá abajo parece que huele a café, vámonos Boba. Adiós Seña Benigna.
BENIGNA: Adiós. Que les aproveche el café.
(Benigna se queda refunfuñando: esta fisgona, ¿cómo sabe ella que el Cipriano me tiene a dos velas? Esto hay que arreglarlo, pues si el alcalde dice que hay que coger cochinilla, coger cochinilla.)

Acto 6

(El marido bebiéndose la taza leche y entra Benigna preparada para coger cochinilla, con todos los atarecos)

CIPRIANO: Ajá ¿y a dónde vas hoy preparada pa`coger cochinilla? Si ya hace tiempo eso está todo seco?
BENIGNA: Ay, Ay Virgen de…. ¡Que está todo seco! ¡que está todo seco! Bien me lo decía el padre, que si el jardín no se riega. A mi me da algo. Ay Ay, me falta el aire. Cipriano, búscame el jalador del aire, que voy a estirar la pata.
(Cipriano va a ayudar a su mujer sin mucha sangre, y cuando se acerca a subir del suelo, ella lo agarra y lo aperruña. Hay un estropicio de sillas y telas, se les tapa)

Acto 7

(Benigna camina muy presumida por la calle y se encuentra con Merylinda)

MERYLINDA: Buenos días, Seña Benigna. (triste)
BENIGNA: Buenos días, Merylinda. (sonriente)
MERYLINDA: Aquí andamos, a ver qué sacamos, porque parece que con lo que dice el alcalde no funciona porque la cosa sigue igual, y aquí no hay quien levante nada.
(Benigna sonríe con malicia)
BENIGNA: Usted dirá lo que quiera pero a mí la cochinilla bien que me ha venido. (Se gira hacia el público). Como a mí me fue bien, doy el consejo: pa ti y para todas aquellas que me están viendo, y que parece que están pasando penas, cuando llegue una crisis de esas, si no sirve pa una cosa sirve pa otra, asín es que si el huertito ya se está secando,


¡TODO EL MUNDO A COGER COCHINILLA!

Juan Antonio Jorge Peraza

Siega Tradicional en Icod El Alto




“En Icod el Alto, gente segando, gente labrando
su futuro, como los labrantes de todos y cada uno
de los humanos siglos”

Juan Antonio Jorge Peraza

Los cereales y sus derivados han formado parte de la dieta de los canarios desde siempre.

Así todo lo que los rodea, ya sea su siembra, tratamientos y recolección, forma parte de un patrimonio etnográfico a conservar.

La Siega, que se realiza sobre el mes de Agosto, es la actividad más importante del cultivo de cereales donde se da cita toda una representación cultural en la que podemos reconocer y visualizar lo que fue este cultivo y la gran importancia que aún hoy en nuestros días tiene para nuestras gentes, además del gran potencial agronómico y económico que encierra para nuestros campos de Los Realejos.

Este año se ha celebrado la VI edición (IV Encuentro de Siega Tradicional “Diego Pérez”) en el que participaron segadores y segadoras de toda la Isla de Tenerife además de nuestros Segadores de Icod el Alto.

Siega Tradicional (Icod El Alto)

Cuando ya el calor del verano azota de lleno a los campos y el alisio de vez en cuando lleva y trae aromas de la brisa, nubes y frescura, llega la época de la siega. En Tenerife la siega es peculiar porque los campos no son tan anchos y profundos como los de Castilla, pero el trabajo es el mismo. Es la misma madrugada y son las personas quienes hacen el espacio diferente, aunque en Tenerife el final del cantero puede ser el mar… o el Teide.

Muchos eran los rincones donde hasta hace no demasiadas décadas se segaba el cereal en nuestra isla. Muchos los hogares que alimentó, elevando el gofio hasta el nivel del más codiciado tesoro.

Folías, Isas, Jotas, Seguidillas… Son muchas, casi todas, las maneras de nuestro folklore que nacieron entre las labores del campo. Entre los mollos encontró el punto cubano un espacio donde brillar con luz propia, uniendo por momentos el tabaco, el trigo, el mamey...

Fueron muchos los enamoramientos, las ilusiones, las amistades, que nacieron al pie de un montón de paja, siendo el motivo de encuentro de amigos, familiares, vecinos… La colaboración, el trabajo en comunidad, creó el folklore, que siempre vivió al ritmo de las cosechas.

Ya metidos de lleno en la carrera del siglo XXI, cuando las relaciones son diferentes, porque son distintos los cauces del grano, todavía hay lugares donde pervive el apego a la tierra, donde la agricultura no es una relación mecánica entre el hombre, el suelo y el agua. Es como un ciclo más de la naturaleza, un engranaje perfecto donde la simiente mantiene a la tierra en su sitio, y el agua sólo alimenta, no perfila nuevas barranqueras.

Aquí todavía se cultivan las huertas como hace cientos de años. Todavía los animales son la mejor herramienta para el trabajo cotidiano.

Cada año, la gente de Icod el Alto brinda el fruto de la siega a su Virgen de Buen Viaje, y es punto de encuentro de niños, amigos, forasteros, vecinos...

Al final, todos forman parte de ese ciclo natural que cada verano hace empuñar las podonas, los vasos de vino para el refresco, las cabrillas de gofio y sobre todo el agradecimiento a una tierra fértil y generosa.

El verano de 2004 marcó una nueva dimensión de la siega en Icod el Alto, porque se inicia en ese momento un gesto de entrega a la isla de Tenerife, una invitación abierta a todos aquellas personas amantes de nuestras costumbres y nuestra etnografía, a que conozcan el trabajo de la siega en este trabajador pueblo realejero.

A iniciativa del Cabildo de Tenerife, y con el apoyo del Ayuntamiento de Los Realejos, se realiza la siega, como tantos años, para cambiar el color oro de los trigos por el ocre de la tierra, pero incluyendo una invitación a los medios de comunicación, al turista, a todos aquellos que quieran encontrar un paraíso agrícola que ha recogido la sabiduría de nuestros antecesores y lo mejor del pasado, para afrontar los nuevos tiempos con la misma constancia y saber hacer.

En nombre de nuestros hijos y de los hijos de sus hijos, y de todos los que están por llegar, gracias a todos los hacedores de esta actividad, por brindarnos una de las mejores muestras de nuestras señas de identidad.

En Icod el Alto, Verano de 2004
Juan Antonio Jorge Peraza

Siega en Icod El Alto 2009

Los verdes de Tigaiga y azules del mar, un aire limpio, el olor a campo, las casas apiñadas para no molestar al paisaje. Las gentes nobles y sabias acostumbradas al frío y a la lluvia, hechas a la soledad. Caminos de piedra, de tierra, de misterio. Calvarios silenciosos, mudos monumentos que murmuran del ostento de la muerte.

El alisio alisando las nubes, el Teide entre murallas de fuego incoloro. Es verano y la hierba cruje rompiendo el hastío de la estival y seca mañana. Sólo los mirlos ponen ritmo a un tiempo parado en el candente imperio del sol.

¡Mira!, unas manos se alzan con puños enrabietados. Y más, otros enarbolan armas curvas y haces de trigo se retuercen y giran, se tumban gozosos al sol. Hay muchas manos que modelan el aire con brío, osados se enfrentan a la lenta y pasiva mansedumbre que provoca el tiempo de estío.

Atrás, otras manos colocan figuras mudas, inertes, como si la implacable guadaña hubiese puesto fin a una vida de bailes y armónicos destellos.

Se oyen algunas risas y embates de ánimo; es una gran algazara que no parece rendirse ante su enemigo, el calor, y así van batiéndose con furia, armados de coherencia y afiladas hoces, de orgullo y paciencia.

Es Icod El Alto, gente segando, gente labrando su futuro, como los labrantes de todos y cada uno de los humanos siglos.


Icod El Alto, 4 de agosto de 2009

Juan Antonio Jorge Peraza

ACTIVIDADES DE DESARROLLO LOCAL

Éstas son algunas de las actividades que he puesto en marcha asociadas al modelo de desarrollo local que he defendido en diversos municipios de la isla de Tenerife, dinamizando a los distintos colectivos sociales locales.

Apañada de la almendra (Vilaflor, 2009)

Video: http://www.youtube.com/watch?v=H4KqL-gAb9o


El 26 de septiembre de 2009 se celebró la 2ª edición de la Recogida de la almendra en el Municipio de Vilaflor de Chasna.

Alrededor de cincuenta personas se congregaron en Vilaflor para recoger la almendra. Esta iniciativa forma parte del proyecto de recuperación de frutales de secano impulsado desde el Cabildo Insular de Tenerife a través de Área de Agricultura y Desarrollo Rural y que comprende los Municipios de Santiago del Teide, Guía de Isora, Adeje y Vilaflor de Chasna.

En esta ocasión, la recogida de las almendras enlaza con otra actividad que tendrá lugar en Guía de Isora el día 25 de octubre, la Feria de la almendra, “La Gran Majada”, en la que se venderán los productos recolectados en este fin de semana, destinándose el dinero recaudado a ayudar a mantener un Hospital en Guatemala fundado por el Santo Hermano Pedro. De esta manera se pretende revitalizar la actitud de servicio y atención a las personas que encarnó este cabrero chasnero.

La labor de recogida se hizo contando con una cincuentena de voluntarios procedentes de distintos lugares de la isla, a los que se sumaron algunos turistas a los que les coincidió la actividad con su estancia en Tenerife. El Ayuntamiento de Vilaflor de Chasna dispuso de alojamiento para los voluntarios que quisieron pernoctar desde el día anterior, y bien temprano se inició el recorrido de aproximadamente cinco kilómetros por un entorno de singular belleza paisajística hasta la finca donde se realizó la recogida. Hacia el mediodía, terminada la labor en el campo, se inició el camino de vuelta acompañados de algo de cansancio, pero a la vez con la satisfacción por la acción solidaria realizada.

El cuidado del entorno, la revitalización del paisaje agrícola, la solidaridad, el encuentro, son algunas de las circunstancias que acompañaron a este grupo de personas, donde destaca la presencia de muchos niños y niñas. Precisamente su presencia es la que permite pensar en la continuidad de una iniciativa que pretende concienciar a las personas sobre la necesidad de ser coherentes con el medio que nos rodea y con los conciudadanos del mundo. Una forma de colaborar con la sociedad es sumarse a una labor aparentemente insignificante pero que, junto con muchas otras, puede ayudar a revitalizar el mundo rural, el paisaje y además beneficia a algunos pueblos desfavorecidos económicamente.

En esta iniciativa se ha contado con la organización por el Ayuntamiento de Vilaflor de Chasna, y la colaboración del Área de Agricultura y Desarrollo Rural del Cabildo de Tenerife, la Asociación Agrícola “Los Poleos”, el CIT del Sur, Turismo de Tenerife y la Fundación “Tenerife Rural”.
En Vilaflor, 26 de septiembre de 2009
Juan Antonio Jorge Peraza

Encuentro de Parederos de Tenerife (Vera de Erques, Guía de Isora)



Muestra de Labores Tradicionales del Caballo (El Tanque)

Encuentros intergeneracionales "Asomadas al Ere" (Guía de Isora, Arico y Santa Úrsula)



"Asomadas al Ere"

La transformación actual del territorio, que inexorablemente incide en los municipios eminentemente rurales como todavía lo es Villa de Arico, entre otros, va dando paso hacia otras fórmulas ya implantadas en el entorno insular. No se puede renunciar a la pretensión de que esta evolución se produzca de la manera más armoniosa y coherente que seamos capaces de desarrollar, buscando estrategias que garanticen la pervivencia de usos y costumbres que, aún en convivencia con los nuevos ejes socioeconómicos, ayuden al mantenimiento del espacio y del equilibrio social, persiguiendo como objetivo final el desarrollo sostenible y armónico con el medio natural.

Los encuentros de expertos que hemos impulsado en diversos lugares (Guía de Isora, Arico y Santa Úrsula), que llevan por título “Asomadas al Ere”, consisten en la puesta en común de las propuestas y percepciones entre grupos de personas que han adquirido sus conocimientos del uso del territorio a través de la transmisión oral o de su propia experiencia personal, que dialogan con otras cuya percepción del uso del espacio proviene del estudio y análisis que propicia el rigor científico. Se convoca a mujeres y hombres, a jóvenes y mayores, a “sabios de la tierra”, a científicos y técnicos, de modo que tengan presencia las percepciones de personas representativas de distintas condiciones y visiones dentro de las comunidades, fomentando el encuentro intergeneracional y de género en el estudio y debate sobre el desarrollo de los entornos rurales.

El encuentro de estos colectivos se ha pretendido que tenga carácter de consultivo, de hecho los consideramos un “Consejo Consultivo”. A través de mesas de trabajo con sus respectivos moderadores, se tratan diversos aspectos relacionados con el aprovechamiento de los recursos, fórmulas de convivencia sociedad-espacio físico, resolución de conflictos, tradiciones, usos y costumbres, evolución y asimilación de nuevas tendencias, etc. De estos sustanciosos encuentros se podrían derivar fórmulas que ayuden al diseño de un desarrollo ordenado del entramado socioeconómico de los municipios, no sólo en su planeamiento, sino en las políticas sociales y estrategias de desarrollo comunitario que faciliten la armonía entre un territorio abocado a numerosos cambios y una sociedad que será la encargada de mantener las líneas básicas de sostenibilidad, progreso y afianzamiento de los rasgos de identidad local.

Es importante el objetivo de contribuir al rescate y revalorización de modos tradicionales de intervención utilizados en épocas no muy lejanas pero en rápida desaparición, que mantenían un sano equilibrio entre el ser humano y el medio físico y que pueden servir para contrarrestar la imposición de un sistema socioeconómico y cultural que fomenta como “valores” el consumismo, hábitos egoístas en la vida social o la infravaloración del medio natural.

Dada la similitud entre las características de toda la sociedad sureña hasta hace varias décadas, en las “asomadas” se tiene en cuenta la opinión de personas cuya experiencia y conocimiento hayan sido adquiridos en diversos municipios, pero que precisamente por haber sufrido rápidos y bruscos cambios en su entorno más cercano, bien podrían ofrecer su experiencia para también aprender de errores y acciones desarrolladas en esos diversos lugares de la isla.

A los debates pueden asistir personas interesadas, pero como observadoras de las reflexiones y el diálogo entre los contertulios, para dar coherencia a la filosofía de las “Asomadas al Ere” en tanto que encuentro de expertos con carácter consultivo.

El trabajo de cada mesa es grabado con medios audiovisuales para su posterior divulgación y garantizar con ello la transmisión de conocimientos, especialmente dando valor a la “transmisión oral” como recurso para el aprovechamiento de la experiencia y el saber popular para la gestión del territorio, ayudando consiguientemente en el progreso y bienestar de la sociedad. La percepción de esta experiencia por parte de los participantes y asistentes ha sido muy buena, demostrada en la expectación que las mesas han creado entre los distintos públicos presentes, al ser una práctica que, aún siendo ancestral y procedente de las usuales conversaciones entre familiares de distintas generaciones, o los típicos “mentideros” (encuentros no programados de personas en la calle para hablar), actualmente está cada vez más en desuso.

Estos talleres revalorizan formas de encuentro familiar y social en general, para transmitir usos y costumbres que, en definitiva, son las señas de identidad que definen y conforman a los pueblos.


En Arico, 29 de diciembre de 2008
Juan Antonio Jorge Peraza

V Ruta de la Miel (El Bueno, Arico)




El domingo, 9 de mayo, se desarrolló la 5ª Ruta de la Miel, en un día en el que, bajo la lluvia, recorrimos rincones de los Altos de Arico.

Es un lujo recorrer estos Altos de Arico, en El Bueno, por un pinar típico de la Banda Sur, con esa mezcla de colores del ocre del jable y el verde de los pinos y las jaras, o el azul del océano aventurándonos al fondo a la Gran Canaria. Esta actividad es una ruta temática, no sirve para "sólo" senderistas, porque "solamente" se recorren 7 kilómetros, y una parte hasta se repite.

Aquí puede saber a poco el recorrido cuando uno se embelesa en un paisaje insospechado, lleno de cerrajas, escobones, jaras, malpicas... Cuando a veces se puede ver correr el agua por las "tajeas" y los canales, te puedes imaginar a las gentes que durante siglos han recorrido estas tierras altas, a buscar leña, a cambiar semillas al norte, a trabajar en las galerías, a buscar el secreto de los corchos donde nace la miel, a enamorar...recuperando fuerzas en su frescura. Yo siempre me imagino por esta zona a los cochineros de Icod el Alto. ¡¡Cómo puede uno querer tanto a un pueblo si no es habiendo conocido su historia y sintiendo el agasajo de sus pobladores!!

Esta Ruta la organizó la gente de El Bueno, quienes conservan el carácter añejo del espíritu hermanado al terruño, a las costumbres, a la cultura agrícola, que no es sólo agricultura, gente fiel al respeto y a la palabra.

La actividad es entrañable porque quienes la han creado, Manolo y su gente de los Altos, son un corazón abierto a los visitantes; son quienes moldean el territorio áspero y ventoso de Arico para hacernos vivir una experiencia mágica, un regalo para quienes no sólo miran, sino que se hacen parte del espacio.

Este año el Ayuntamiento ha ampliado las actividades relacionadas con el mundo de la miel y ha llenado los restaurantes del Municipio con ese sabor especial de las flores de Arico que las abejas luego han sabido tejer con suma maestría.

Allí estuvimos como cada año pasando un día entrañable.

en El Bueno, el 9 de mayo de 2010
Juan Antonio Jorge Peraza

Vídeo:

I Encuentro de Caladoras del Sur de Tenerife (Arico)


Recuerdo de Caladoras

Los últimos rayos de luz se filtraban a través del ventanuco de la cocina como con pena, sintiendo dejarnos, porque seguramente sabrían la falta que nos hacían. De tanto implorarlos, ya eran como compinches. Algunas veces, sobre todo en invierno, nos era difícil ver más allá de media tarde y la impotencia por no poder dar unas puntadas más te dejaba cierta tristeza. Entonces cada una volvía a su casa y lo que podría ser un trabajo pesado, repetitivo, a veces tan fatigado que terminabas por no distinguir los tonos, los colores, las figuras, era también el motivo para estar con las amigas, para reírte, para descubrir los entresijos de los amores que rondaban el pueblo, la costura era el motivo para el rato de encuentro.

Cuando se acercaba la fecha de entregar los trabajos venían los apuros y había que quedar bien, porque aquel montón de trabajo, muchas veces mal pagado, que nos devoraba la vista y la paciencia, era una ayudita para la familia y sabíamos que aquel hombrecillo refunfullón y pícaro que conversaba con su mula como si estuvieran confabulados para darle siempre la razón, traía las perritas desde el norte como una bendición, aunque fuesen pocas, porque significaban el traje para la fiesta, o aquel capricho inalcanzable que teníamos desde que estábamos en la escuela.

A veces, el dinerito de la costura significaba el poco pan que podías poner en la mesa, o la penicilina que aquel año nos prolongó el placer inmenso de tener un abuelo.

No se por qué me empeño en acordarme de lo triste, porque la costura también me trae otros recuerdos bien diferentes, cuando cada hebra, cada figura, cada roseta, era un trocito de alegría para mi corazón. Era otra cosa cuando terminabas el trabajo de la casa y sólo pensabas en ir a casa de Doña Pura para meterte en tu paño. Cada gesto de mis manos era un paso más para llegar a junio y entonces sería bien diferente; en tanto, cada mantel, cada pañuelo significaba un recibo de la loza o un trocito de la máquina Singer con la que soñaba coser blusas, calzoncillos, delantales, las cortinas de mi casa, el hogar de mis hijos. Qué diferente se me hacía todo aquel mundo de hilos, bastidores, retales, cuando el trabajo era para ir haciendo mi dote. Ya no importaba la tacañería del señor que nos traía los trabajos, porque tenía fuerza de sobra; parecía que los hilos volaban entre mis dedos, porque ya mi corazón latía mas deprisa, y los cuadros y tapices que componía con tonos rojos, violetas, azules, marrones, …tenían el brillo de la ilusión.

Cuántos recuerdos. Cuántas tardes de costura. Creo que entre tantos me quedo con los de las tarde de invierno, cuando el sol nos regalaba sus últimos rayos y el ventanuco de la cocina se quería hacer grande, grande, como regalándonos un ratito más de compañía.
Arico, mayo de 2007
Juan Antonio Jorge Peraza

IV Edición de la Ruta de la Miel, Arico (El Bueno)


La Ruta de la Miel discurre por los altos de Arico y nos muestra el paisaje y las labores que hacen de este producto una joya de la naturaleza, reconocida desde los inicios de la Humanidad.
Esta IV edición, organizada por la Agencia de Empleo y Desarrollo Local del Ayuntamiento junto con la Asociación de Apicultores "Cumbres del Sur" de Arico, tuvo lugar el domingo, 10 de mayo de 2009. Partiendo del barrio Luis Delgado, se pasó por la Fuente Bermejo, hasta llegar a San Pancracio, en cuya plaza -construida por los vecinos de El Bueno- se llevaría a cabo la muestra de miel por parte del apicultor Manuel Rodríguez González. La Ruta culminó con un acto de homenaje a Pablo García Marrero, apicultor de Fasnia recientemente fallecido.

Abuelo Pablo

Abuelo, usted me dijo que en primavera podemos devolver a la vida una parte de lo que ella nos ha dado, que podremos sentirnos orgullosos de ayudar a algunas diosas de la naturaleza a que hagan su función, que es la más importante de la vida, por eso yo creo que nunca nos sentiríamos más cerca de la naturaleza misma que cuando en primavera nos toca ir a "sentar los corchos".

Nunca olvidaré cuando usted decía que el amanecer ya los cogía en Cazadores, Los Charcos del Obispo o La Sorpresa. Yo noto que las abejas están raras, yo creo que están tristes. Ellas saben algo y no sé si las convenceremos como a nosotros Mamá cuando nos dijo que desde el cielo nos estará cuidando. Yo no sé si será lo mismo.

Usted me describía los vuelos de las abejas como si fuesen los de un cuento de hadas: de un escobón a otro, rozando una jara, libando las cerrajas como si les diesen besos pequeñitos. Eran sólo abejas pero eran mágicas. Ahora ya la primavera está llena de flores; los olores se mezclan, nos emborrachan en un sitio y sin darnos cuenta ya estamos disfrutando de otro; el aire huele a monte, un monte con tantas fragancias como colores, los prados son tanto de pinocha como de hierba y hasta los pinos, que siempre parecen estar iguales, están más vivos. Yo lo siento. Bueno, usted me dijo que podía sentirlos si me quedaba quieto,o moviéndome con la misma brisa que ellos, meciéndome en el mismo silencio que ellos. Todo eso lo he sentido cuando íbamos a "sentar los corchos" y ahora que solo voy con mi padre también lo siento, pero es diferente. Yo creo que usted ya era como un árbol más. Yo creo que de tanto mirarlos, usted ya era un color más en el paisaje. Quiero pensar que también está ayudándonos a fabricar los panales que nos darán salud con su miel, libre en el aire, visitando todas las cuevas que nos describió, recorriendo todos los caminos que le llevaban a sus viejos, viviendo en los pasos y las casas viejas, en los eres y en los lomos.

Abuelo Pablo, la gente del pueblo me mira de una forma rara, con pena, porque sabe que usted ya no está con nosotros, que está cuidándonos desde el cielo, y porque quieren reconocer en mí algo de usted. Es como si los hubiese dejado solos. Yo pienso que no hace falta que me miren raro, sólo tienen que mirar al mar, inmenso y profundo; al monte, misterioso y cercano, a las flores, porque usted está en ellas, haciéndonos valorar lo más simple de la vida. La vida que usted nos hizo hermosa y de la que no se ha ido, como no se ha ido el sol, ni la escarcha ni los pájaros.

Abuelo Pablo, qué suerte que nos hayas enseñado a devolverle a la vida una mínima parte de lo que ella nos regala. Seguro que cada primavera, cuando vayamos a colocar los corchos de las abejas, estaremos encontrándonos contigo. Te encontraremos cada primavera y en cada paso y cada giro de la vida porque, posiblemente, hayas sido la mayor suerte que nos haya tocado a los que te disfrutamos.

(En memoria de Pablo García Marrero, apicultor de los altos del Sureste de Tenerife)
El Bueno, 10 de mayo de 2009
Juan Antonio Jorge Peraza