Sin amanecer las sombras. Aun sin el bullicio de los pájaros, la integridad entumecida se revuelve buscando  una razón para comenzar de nuevo. El niño, el pan, la angustia, el cielo, la rabia, casi siempre el frio, hiriente en un cuerpo nunca bien abastecido.
Un beso de despedida sobre el universo más querido: la piel de tu piel, un trozo de tu corazón un ser de tu ser…¡y la fuerza!; la luz que te guía para endulzar su destino.    
Y en ese beso la razón para la lucha, para sortear desgracias, para esquivar  al enemigo, para  despojar al cansancio de su avaricia.
Sin amanecer las sombras ya toca apechar con el devenir, pasar la cumbre de los miedos y de los bardos, de las veredas y las angosturas. Toca buscar el sustento a quienes te han dado la alegría, por quienes conquistarías un mundo, a quienes regalarías el mundo.

Tierra seca, volcánica o verde, de calima o de alisio, siempre  tierra sobre la que hacer camino. “Cambio miel por  esperanza, cambio papas por alegría. Cambio trigo por tu sonrisa.” Te propongo un trueque de necesidad por la solidaridad que necesitamos, por la unión de las fuerzas que necesitamos, porque la Cumbre se pasa mejor si florece el encuentro. 
Juan Antonio Jorge Peraza 27-06-2016 

En el horno brillaban las orbes de un mundo fantástico, chisporroteaban las jaras secas y crujían con estrépito las piñas. Las chispas iban y venían entre el fogal y el secadero cuando las piezas, como un tesoro, brillaban entre las llamas azules.
La locera afinaba su mirada de fuego mientras el corazón se hacía un puño, pidiendo a  Dios que ninguna pieza se rompiera. Detrás de cada gánigo, de cada tostador, cada cazuela, se apiñaba el sudor de las mulas cuando traían la arena desde los altos, el barro, desde San José; el agua, desde todas las fuentes de La Guancha: la de Don Bruno, La Cagalera, El Chupadero, los Derriscaderos…
Lo más duro era el almagre, de amanecida hasta las Manchas, al pie del Teide, para impermeabilizar las piezas. El almagre era esa tierra roja que daba brillo a la cerámica como si fuese mágica, tierra que se esconde entre las coladas como una lengua del color del fuego de las entrañas.
Así era la vida en el Farrobo, cada persona a su faena: los hombres a la cumbre, las mujeres a las fuentes, a la casa y a las huertas, a las gallinas; a labor de madre, la que a veces no se ve. Las mujeres al trabajo de la loza, haciendo crecer las piezas con maestría aborigen, con arte femenino y febril. Y del secadero al horno ¡Benditos hornos aquellos que adornaban y daban vida a mi barrio! Simbolizaban la alegría, el calor de un hogar enorme, más grande que mi casa, era el calor de muchas casas. De muchas de ellas salían las mujeres con las piezas de cerámica a la cabeza para venderlas. Hacia Icod, ¡hacia Garachico!, …hacia Buenavista. Bien lejos había que ir a buscar el sustento a pie, cargando la cerámica como una promesa, la de trabajar duro para regalar vida a los seres queridos.

El Farrobo era como un milagro de tierra, personas, trasiegos; era donde se hacían los abrazos que luego servirían de cuna a los pedacitos de agua.
En Tenerife, 3-III-2016






   Cuando llega abril y en Tegueste ya se respira a romería, va culminando un tiempo de entrega al arte, al encuentro, a la cultura; una entrega al espíritu de pueblo. Durante meses, la gente de Tegueste se vuelca en su Romería de San Marcos, construyendo ilusiones a golpe de mijo, sorgo, quinoa, cañamomo... "Pegue a pegue", cada grano tiene su espacio triunfante en el gran tapiz de la vida.
   Las carretas, que tendrán su breve tiempo de gloria para ser disfrutadas y admiradas el día del Patrón, esconderán incontables miradas minuciosas, delicadas, a las que se suman los rasgos de manos hábiles y sosegadas. Cada año un motivo para configurar los tapices, cada año la misma motivación para encontrarse tardes y tardes en el “salón de la carreta”. No han faltado risas ni pausas, vasitos de vino ni dulces, ni sabrosos manjares, que lo son tanto como los ratos “en compañía”.
   El tueste de los granos se convierte en sombra, rictus, doblez, brillo, fiesta, pasión. Cada figura una firma. “…quien empieza la pieza, la acaba”, porque cada una es una obra de arte y en ella va el espíritu de quien la hace nacer. Luego serán de quienes la miren, de quienes saboreen este arte de pueblo anónimo y sencillo, a la vez enorme y sincero.
   La gran familia de la Carreta La Gorgolana me llevó a Tegueste para vivir el tiempo previo, el que mucha gente desconoce y que de seguro quisiera ver. Gente menuda y mayor, jóvenes y gente sin edad, personas que forman una gran familia y que como la artesanía más delicada, elaboran la amistad.  
   Ver como agradecen la visita a su entorno de trabajo es un matiz que no se escapa de sus cuadros, como las estampas de lenteja, de cariño, de arroz blanco u oscuro, de perfiles y ribetes, de alma escondida en el arte…   








Seguimos mostrando la esencia del mundo rural de Tenerife. En esta nueva iniciativa mediante las Rutas Agrícolas de Tenerife rural. Una posibilidad de conocer y de dar a conocer lo  más singular de nuestro territorio



" Siguiendo el camino de los guanches, entre guaydiles y tasaigos, aromas de cebolla nos acompañan a través de la historia y de un pueblo amable, hecho a los cantiles sinuosos y a las tierras verdes "