Taucho

Los siglos que llegan a Taucho a través de Mamía dicen que “Taucho es la madre de los pobres”, seguramente no haya una expresión que refleje de mejor manera la generosidad de un pueblo. Ese designio marca la luz de muchas generaciones, unas que vinieron de fuera y otras que han ido creciendo, renovándose en sí mismas, hasta envolverse en el mismo espíritu de universalidad que aquí reina y en el que todo el mundo es igual; al fin y al cabo, uno es de donde tiene los amigos.

Llegado pobre o no, luego Taucho te hace crecer -¡no en riquezas, o en dinero!-, te ayuda a crecer por dentro. Quizá sea el contagio de la naturaleza que se expande con holgura, quizá el aire que es nítido y limpio, quizá es la energía que fluye desde la nobleza del sustrato aborigen, cuando poblasen los orígenes de este espacio maravilloso, quizá sean los incontables rayos de luz que llenan un arco solar amplio e infinito.

Dinteles de graneros, de bodegas recoletas, de puertas sigilosas, dinteles a la gloria, hermosos dinteles surcan las casas y patios taucheros. Retazos árabes llegaron hasta nuestros tejados y tajeas, acompañaron a un patrimonio sobrio, elegante, austero, como el legado de un espíritu que se ha ido fraguando con los años, marcado por el trabajo bien hecho, por la solidaridad, por el encuentro con lo natural, con la piedra, con la tea, con el agua. Taucho es aborigen, es gallego, andaluz, portugués, y ha llegado casi intacto para albergar tiempos futuros, para ser disfrutado por ojos sosegados o inquietos, para dar cobijo a seres diferentes o simples, pero a todos siempre envolverá al final con su paz, con su magia inexplicable. Puede ser la luz del horizonte que nos deja unos atardeceres grandiosos y diferentes cada día, donde el océano se funde y es la continuidad de nuestro espacio... Lo cierto es que la paz de Taucho es especial.

La gran herida de la humanidad es creerse el centro del mundo, pensar que todo debe girar en torno a nosotros, decidir que todo se ha de hacer como uno dice, que todo se ha de discernir como uno piensa. Físicamente Taucho es el centro de una vecindad amable, sencilla, cercana y así la gente vieja siempre dice: Tijoco, Ifonche, Los Menores, La Quinta, Taucho, “todos somos uno”. Taucho no es el centro, no sirve ser el centro geográfico, pero es un pueblo centrado en sus convicciones. Quizá por eso siempre se ha caracterizado por su amabilidad, puede que ese sea el centro necesario.

Los que hemos tenido la suerte de haber conocido una gente maravillosa en estas tierras, las que unieron un tiempo de dureza, de muchos trabajos, idas y venidas a ultramar, y épocas a su vez repletas de ternura y generosidad, con nuestros actuales tiempos, nos transmitieron lo dulce de no sentirse nunca extraño, el placer de encontrar las puertas siempre abiertas, lo entrañable de las tertulias en la acera iluminada de tarde, la alegría en las vendimias, el encuentro en las fiestas.

Los hijos del pueblo, que siempre vuelven en junio, nunca se han ido del todo; los que alguna vez cruzaron el dintel de lo que se puede tocar y avistaron otros mundos, dejaron aquí su paz, su luz para guiarnos.

Al margen de un patrimonio exquisito como el de Taucho, los pueblos son las personas, los espacios están modelados siempre por las personas. Los pueblos singulares son aquellos cuyas gentes son seres armoniosos con la naturaleza, los que dejan ver la dignidad y la coherencia en el carácter colectivo que les define.
Así es Taucho, algunas personas coincidirán en describirlo como yo lo he hecho, otras no, pero quienes se sienten parte de este rincón, o lo visitan, aunque sea de forma fugaz, siempre encuentran esa energía inexplicable que te enamora. Eso es lo importante.

Como diría Padre Diego: es como la amistad, una electricidad.

En Taucho, noviembre de 2010
Juan Antonio Jorge Peraza

Poeta en la calle

Me viene un tiempo para enajenarme, deshacerme de la prisa y ser tocado por la sombra que cae de los árboles. Vuelvo a ser poeta de las calles, cantor de lo sencillo, portavoz del aire que todo lo toca. Vuelvo a ser relator de sueños, amante de la utopía.

Hoy el tiempo me ha perdonado, pasó de largo, me olvidó, y me siento libre para esconderme en un verso, para ser parte de nada.

Y soy yo, y estoy mejor que antes. No sé cuánto duró el suceso. Si fue una hora fue fugaz, si fue un minuto ¡qué plácido! Sé que fue un hueco sin agobios robado a la inconsciencia, un placer improvisado.

Cómo sentiré el abandonar este escondite donde volví a vivir el lujo de no tocar el tiempo, para intercambiar miradas con las hojas, para ver a la gente y no sentirme transeúnte, para recordar cuando era consciente de que la vida dura el nacimiento de un verso.

(Surgió un poema mientras esperaba a que un montón de manos artesanas fabricasen la inauguración de una despensa maravillosa: el salón de exquisiteces canarias “Artesanos del Almíbar”, de los amigos Agustín y Miguel)
En Santa Cruz de Tenerife, 6 de octubre de 2010
Juan Antonio Jorge Peraza

LLovía en Lanzarote

Llovía en Lanzarote. Un maná de gotas suaves, pequeñitas, se deslizaba como una cortina clara sobre el verde de Lanzarote, el verde de las puertas, el verde que falta. Nunca había sentido llover en Lanzarote. Claro, no soy de aquí.

No huele a tierra mojada, el suelo cruje y un olor diferente entre poros de cristal se escurre, hacia las entrañas.

Ya el café está haciendo estragos en mi cabeza, la he liado. Hace cuatro horas amanecía en el sur de Tenerife y ahora estoy dedicándole albricias a Shamir. Shamir trabaja en la Geria, es peón agrícola de la vida. El vino es vida y es la fe roja para muchos. O quizá fuera sangre blanca, o rosada. Al final, sólo era sangre de la que hablábamos Shamir y yo. Él marroquí, yo canario, vecinos de un mismo planeta y de un mismo dorso continental, el del occidente africano, el occidente de las vanguardias. Siempre he pensado que el oeste de los sitios es aventurero porque se apoya en el giro de la tierra para avanzar.

Shamir y yo hablamos en la Geria sobre la buena y mala gente. Llego a pensar que teme la posibilidad de que yo lo ubique entre los dirigentes de su país que están masacrando a los saharauis. Nada más lejos.

Esta magia de las Islas me llevó desde un ágil despertar en Guía de Isora hasta un café de no sé dónde en medio de la Geria. El agasajo de Shamir viene del Continente, desde el hogar donde unos padres heredaron de sus padres el don de la amabilidad.

Bendito crisol la canariedad, bendito encuentro de culturas: el vino, que llegó del norte, la lluvia, fina, delicada, la paz que brinda la hondura oscura, salpicada de blancos: Lanzarote.
En La Geria, el 18 de noviembre de 2010,
Juan Antonio Jorge Peraza

Algo está pasando

Algo está pasando. Algo pasa y tengo la sensación de estar un poco ausente. Discurren muchos pasos alrededor, unos con sigilo y otros con mucho atruendo, y yo ausente. Tengo la sensación de que somos mayoría los ausentes en esta situación. No sé en qué estamos entretenidos. Antes era en el lujo, en la consecución de una ilusión nunca satisfecha, porque todo es poco cuando no se valora. Poco es mucho cuando es imposible tener más. Antes no sabíamos que media humanidad se moría de hambre y ahora recuperamos el instinto de protección que habíamos atrofiado en el despiste de un mundo multicolor, pletórico y opulento. Ahora volvemos de aquella falacia y nos damos cuenta de que faltan tributos para ofrecerles a nuestros hijos e hijas. Pero ahora, cuando ya más de media humanidad sigue muriendo de hambre, creo que algunos nos estamos dando cuenta de lo que se siente, del dolor infinito que produce el desconsuelo de no poder satisfacer a quienes dependen de ti.

Aún así sigo perdido. Sigo viendo una humanidad que gira sin rumbo; llego a dudar sobre lo que debiera ser normal y sobre la realidad de las cosas que pasan. Ya cualquier espacio en el planeta es cerca, de cualquier causa debiéramos ser corresponsables, pero casi siempre están tan lejos como los tres metros que intento inculcar a mis hijos que se deben respetar para ver la televisión. No llega el olor a carne quemada, no llega el aliento de los niños emitiendo llantos lastimeros. Qué fácil me resulta enajenarme.

Yo me pierdo en el día a día, me fajo en mi lucha por el desarrollo de una Isla, porque creo que es un privilegio poder hacerlo y al final sigo viendo cosas que no entiendo, no concibo que sigamos yendo por libre en vez de unirnos, no entiendo la soberbia de muchas personas que creen ser los ombligos y centros neurálgicos del mundo.

¿De qué mundo? Si esto es tan pequeño, si es un fisco, un pizco, una migaja. El mundo grande de verdad continúa en otras orillas, donde viven las personas que se mueren de dolor por no satisfacer las necesidades de verdad importantes de sus hijos, el hambre y la sed, donde hay pueblos que se desangran por buscar su libertad.

Yo no sé si el nuestro sería capaz de hacer eso, nuestro pueblo, el que llamamos Occidente. La vanguardia de la humanidad ¿sería capaz de luchar contra la opulencia sólo con sus principios? No sé si nuestro mundo entiende eso de principios colectivos. Si entendiera eso, porque somos el mundo casi perfecto, el de las democracias y los fondos de ayuda que tapan la vergüenza y mantienen los votos de confianza ¿por qué no ayudamos a otros pueblos que ya están demostrando principios verdaderos?

El principal tesoro de un colectivo puede ser la libertad, y por ella luchan pueblos tan puros y valientes como el saharaui o el palestino, y ahí están, sufriendo un proceso de limpieza étnica limpio, duro, evidente y lejano… qué lujo tener una sala que nos distancie por lo menos tres metros del televisor.

Todo esto está pasando y yo ausente. Pienso que uno más o menos en las manifestaciones de apoyo no es relevante, en ese caso me siento sólo un número, el uno entre cientos no se nota. Sólo se nota cuando “mi” uno, yo mismo, pueda manipular a cuantos tenga alrededor.

Creo que lo que yo hago en el frenético día a día ya es suficiente para justificar mi corresponsabilidad en los asuntos de mis coetáneos habitantes de la Tierra. Como dicen las premisas del desarrollo local, yo pienso en lo global y actúo en lo cercano, lo que no sé es dónde acaba lo cercano, si ya en este globo azul y más ocre que verde todo es cercano.

Algo me dice que entre la gente que tengo más cerca, quienes realmente están siendo coherentes con lo que está pasando son muchos activistas que saben que el uno más uno, y sobre todo la dignidad de la individualidad, ya es multitud. También me demuestran esa coherencia otros seres que viven mucho dolor y luchan por la vida, por lo único esencial, y ahí veo personas grandiosas, gente muy cercana a mí, que se baten con la enfermedad y siguen luchando: Eulalia, con la fuerza de las “madres canarias”, una flor tenera que aún crece con fuerza sobre todo entre lo más doloroso de la enfermedad, la soledad; veo a Mayte, una amazona radiante que cabalga sobre la vida mostrándonos la elegancia de la cordura, la ternura o la lucidez; veo a Goretti, que ya se fue y nos dejó un inmenso legado de lucha y dignidad, de amor hacia los demás, aquellos que ahora lloran no sólo por lo que tuvieron, sino por lo que faltaba por compartir. Me he permitido hablar de seres muy cercanos a mi, pero son un reflejo de miles de vivencias igual de cercanas que tenemos alrededor; son en este caso, y como diría mi amiga Aida, esas mujeres cercanas, diferentes, simples y son derroche de luz para este tiempo siniestro que vivimos.

Suelo compartir con mis amigos y amigas, gente especial, buena gente, actividades apegadas a la historia, a tiempos difíciles y a gente luchadora, a espacios muchas veces desconocidos y sorprendentes, a momentos entrañables y a encuentros idóneos para fomentar la amistad y la buena convivencia. Hoy, quizá amparándome en esas buenas sensaciones de otras ocasiones, he querido mostrar con esta epístola, como diría el amigo José Carlos, el desasosiego que me ofrece esto que está pasando, no ya las guerras, las enfermedades o la situación económica y sus consecuencias, sino nuestra actitud, nuestra pasividad, la falta de unidad en estos momentos difíciles, la falta de coherencia ante injusticias que se supone que nosotros no tendremos nunca porque estamos en una etapa de civilización avanzada (que me voy a creer yo eso).

Amigas, amigos Juveniles, gracias por partir de que, si están ahí al otro lado de mi pensamiento, es porque para mí son buena gente, y desde de esa base, sólo nos queda seguir compartiendo la misma militancia por la vida.

Un fuerte abrazo. Juan Antonio, desde Taucho, en el mes de noviembre de 2010

8ª Edición de la "Gran Majada", Feria de la almendra en Aripe



El pasado 24 de octubre, en Aripe, celebramos la VIII edición de la Gran Majada. Por fin se ha consolidado, porque hay detrás un grupo de gente que cree en lo que hace, la Asociación Los Poleos, propietarios de almendros y otra gente cercana como yo, que aunque no tengo almendros, creo que es un proyecto muy interesante. Yo veo en este proyecto el homenaje a a la gente que ha cuidado a estos magníficos árboles como si fuesen piezas de jardín. Aparte de su belleza, inigualable a finales de enero en este suroeste tinerfeño, algo que con mucho orgullo muestra la gente de Santiago del Teide con su Ruta del almendro en flor, son generosos y con muy pocos cuidados y sólo con el agua de la lluvia derrochan un fruto rico en aceite y proteínas, algo tan necesario en otras épocas en las que faltaba el sustento.

Actualmente está faltando algo, muchas cosas a las que nos habíamos acostumbrado, cosas materiales que al final sólo son eso, algo que se utiliza y que pierde sentido cuando ya no se tiene. Los almendros son como una forma de ser, son generosidad, son belleza, siguen altivos aún después de haberlos abandonado por "otras cosas". Son la imagen de las medianías del suroeste de Tenerife, una ejemplar imagen muchas veces sobre malpaíses secos y ásperos. Esta actividad, la Feria de la Almendra, o la Ruta del Almendro en Flor, la Apañada de Vilaflor con fines solidarios, unas jornadas técnicas dedicadas específicamente a este cultivo que inexplicablemente dejaron de hacerse, son el homenaje a un espíritu que no debiera de perderse: el de la constancia, la austeridad, aquel que, de los pueblos, a veces sólo pervive en su paisaje.

Concurren los reposteros y reposteras artesanales del sur para mostrar y vender sus productos, principalmente relacionados con la almendra. También se escenifican estampas costumbristas relacionadas con las labores agrícolas de la almendra, como el vareado.

Organiza: Asociación agrícola Los Poleos, Ayuntamiento de Guía de Isora, Cabildo de Tenerife (Turismo de Tenerife y Agricultura y Desarrollo Rural), Asociación de Vecinos de Aripe
Colaboran: Tenerife Rural, Cit Sur, Bodegas Bilma, Cooperativa Coagisora


"Apañada de la Almendra", tercera edición



Este sábado 2 de octubre tuvo lugar la "Apañada de la almendra" en Vilaflor, que ya se lleva organizando por el Ayuntamiento de Vilaflor de Chasna desde hace ya tres años, dando excelentes resultados. El punto de encuentro fue la plaza de Vilaflor por la mañana, adonde acudió un grupo diverso de personas voluntarias provenientes de distintas partes de la Isla, para ir caminando hasta una finca cuyos propietarios se brindaron para recoger sus almendras, comenzando por el “vareado” de los árboles y la recogida de sus frutos del suelo.

Han colaborado en esta actividad la Asociación Agrícola “Los Poleos”, una entidad enclavada en el sur y suroeste de Tenerife dedicada a la conservación y aprovechamiento de los frutales de secano, como la penca, las higueras o los almendros. También lo hizo el Cabildo de Tenerife a través de sus áreas de Agricultura y Desarrollo Rural y Turismo de Tenerife. Otras instituciones como Tenerife Rural y el CIT del Sur asumieron una función importantísima de difusión y publicidad.

Los más de cien kgs. de almendras recogidas se venderán en “La Gran Majada”, la Feria de la Almendra de Aripe, en Guía de Isora, a celebrar el próximo 24 de octubre, y el dinero que se obtenga de esta venta se enviará al hospital que fundó el Santo Hermano Pedro en Antigua, Guatemala. La actividad ha constituido una oportunidad para vincular el rescate de actividades tradicionales como la recogida de este fruto a un fin solidario que, con gran modestia, pretende dar continuidad a la importante labor desarrollada por el Hermano Pedro en el país que lo recibió en Centroamérica. Con ella, el pueblo de Vilaflor, del que era originario el Santo Hermano Pedro, cumple cada año con el compromiso de honrar su figura.

En Vilaflor de Chasna, lunes 4 de octubre de 2010
Juan Antonio Jorge Peraza

1ª Recogida de la cochinilla. Buzanada (Arona)



Fotos de Tenerife Rural:
http://www.flickr.com/photos/teneriferural/stes/72157624874561499/

La cochinilla es un insecto que se establece sobre la penca, un tipo de cactus muy extendido en Canarias, cuya fruta es comestible. Este insecto se utiliza con fines decorativos y fue una actividad muy extendida en el archipiélago canario, hasta que poco a poco se fue eliminando por la llegada de tintes sintéticos.

La Recogida de la Cochinilla es una actividad de rescate etnográfico, una escenificación de las labores de recolección y procesamiento de la cochinilla, con personas de la zona ataviadas con la vestimenta y aperos adecuados para la realización de esta actividad.

La actividad se desarrolló en Buzanada (Arona) el 19 de septiembre, y con ella se quiere dar a conocer el trabajo que tantas mujeres desarrollaron hasta prácticamente los años setenta del pasado siglo en Canarias y particularmente en este entorno del Sur de Tenerife. Se llevó a cabo en la Finca "El Bailadero", organizada por la Asociación Sociocultural "El Bucio", y la colaboración del Ayuntamiento de Arona, Tenerife Rural y Turismo de Tenerife.

La recogida de cochinilla


Las mujeres se aferraban a los últimos rayos del sol chasnero para exprimir el día, en un desesperado intento por dilatarlo, hacerlo más grande para llenarlo de granate y de esperanza.

Los boliches blancos de la penca no eran para el juego, eran la luz y el alivio de tantos tiempos de hastío. Las cucharas y los rengues, las sernideras, las latas, la ilusión como un apero, todos se mezclan entre las mujeres que, como pinceles, tintaban de verde las pencas, tejían con granos el futuro de sus hijos.

Esquivando piedras, picos y cansancio, las cochinilleras de mi pueblo fabricaban el paisaje y el pasaje se hacía brioso y firme entre los pencones siempre en guardia.

Ya me llegaron limpios los sonidos del Bucio, de los que el amigo Juanma me hablaba con sospechosa idolatría.

Ya me toca la magia de la Buzanada mítica y tierna.

Ya veo como el Bucio es otra forma de respirar de todo un pueblo, desde el corazón y con franqueza, con la claridad que define el espíritu de la buena gente.

Este encuentro es un homenaje a tantos seres que adiestraron a la naturaleza para servirse de ella y cuidarla, a quienes con su esfuerzo han ayudado a que esta sociedad creciese.

El trabajo de la cochinilla ha servido para que muchos hijos e hijas se formasen, ha sido en esta comarca de Chasna, junto al tomate, uno de los baluartes de la inmensa lucha por sobrevivir sobre una tierra seca.

Como todo pueblo noble no olvida su pasado, quizá no sean conscientes Carmen, Félix, Juana, Candelaria, Sandra, Mari Carmen o Sandra, de que su gesto de hoy, homenajeando a quienes han dignificado el trabajo de la cochinilla, será el orgullo de los que ya no están y de los que son el futuro.



A todos ellos y a ustedes, muchas gracias.
Buzanada, 19 de septiembre de 2010
Juan Antonio Jorge Peraza


Agradecimiento a los premios "Tenerife Rural"

Sr. Presidente del Cabildo Insular de Tenerife, Autoridades presentes, amigas y amigos:

Cuando Tenerife Rural y el Cabildo de Tenerife me dieron a conocer el tremendo honor de poseer este galardón, sólo cabía pensar en lo que significa el premio en sí mismo, en lo que representa, nunca en mi humilde persona. Otro compromiso era hablar en nombre de las otras personas galardonadas. Se puede hablar de alguien haciendo un relato de su biografía, esgrimiendo un listado de acciones, de anécdotas, de virtudes. Pero ese trabajo ya lo hace la Fundación Tenerife Rural, valorando desde el primer momento la voluntad de las instituciones de Tenerife que han creído en este premio y que cada año reconocen a quienes trabajan día a día por nuestra identidad. Desde aquí, y en nombre de todas las personas galardonadas, Don Nicasio, Doña Clarita, Doña Carmen Rosa, Don José Felipe y en el mío propio, damos las gracias a las instituciones que nos han propuesto para recibir este hermoso reconocimiento: la Red Canaria de Semillas, el Ayuntamiento de Vilaflor de Chasna, el Ayuntamiento de Arona, la Ruta del Vino de Tacoronte–Acentejo, y el Ayuntamiento de Santiago del Teide. Por supuesto, nuestro agradecimiento a la Fundación Tenerife Rural, que desde hace algunos años se viene manifestando como una entidad trabajadora y acérrima defensora del medio rural tinerfeño, y al Cabildo de Tenerife, principal valedor de nuestra singularidad como Isla, una institución siempre cercana a cualquier iniciativa que ayude a cohesionar nuestros medios rural y urbano, esa fusión necesaria que marca nuestro carácter tradicional y cosmopolita.

Un agradecimiento que puede ser más bien una disculpa, es a aquellos seres que comparten nuestra dedicación a la comunidad con las muchas horas de espera, con la incertidumbre de nuestro osado idealismo. Gracias a todas nuestras familias, a las amistades que hoy nos acompañan, a las que no han podido venir, a las que, desde donde estén, nos regalan el grandioso sentimiento de su cariño.

Pero el gran compromiso no era siquiera con ellas. Es con las personas a las que representamos, las que nos hicieron como somos, las que comparten el día a día de todo nuestro trabajo. El gran compromiso es con las que han de venir, para agarrarse a todos los rasgos que nos definen y así crecer por dentro, como personas y como parte de una sociedad, respetuosa con sus orígenes, abierta y progresista.

Si tuviese que hablar de las personas que hoy también reciben este premio, me quedaría con lo que han vivido las manos de Doña Clarita, infinitos siglos de calma, hatillos y hatillos de tardes entre el pique y el arte, una parte femenina y radiante del secreto de la misteriosa Chasna.

Me quedaría con los juegos de infancia de Felipe, donde se mezclan aromas de vendimia, el espíritu inquebrantable de su recordado padre y con ruidos de duelas, el achique de piernas erguidas con constancia y marcialidad sobre el mosto bullicioso.

La vida más simple, la que no tiene valor en cantidad ni en precio, es un tesoro en el corazón de los pueblos, la vida que se hace verde, y ocre, y aire, historia y cultura. La simiente diversa que nos enlaza con otros pueblos y otros espacios, es la que Don Nicasio ha guardado como lo hicieron sus antepasados, una semilla firme y ancestral, como los más nobles valores.

La frase de indiscutible verdad que define a un pueblo sin historia como a un pueblo sin futuro, tiene sus paladines de tinta y celulosa, que roban luz a sus ojos, tiempo a sus seres queridos y cercanos, para ahondar en los entresijos de la historia, para vestir a las gentes con las mismas hilaturas, con el mismo orgullo de quienes compartieron caminos y tiempos. Carmen Rosa es un ser de los que viven sus días haciendo esa labor tan encomiable, haciendo más cercana y conocida la banda sur de Tenerife.

Al final, el privilegio que me han dado de hablar en nombre de las personas galardonadas hoy, lo he utilizado para nombrarlas, porque ese es mi homenaje, a ellas y a las que me han dado el derecho a estar aquí. Las cientos de personas que desde hace bastantes años me acompañan en esta tarea de revivir las tradiciones, aquellas con las que yo pongo fecha y ellas todo lo demás: su cariño, su entusiasmo, su tiempo, en definitiva, su corazón.

Si aprovechase esta privilegiada tribuna para agradecer a todas esas personas y nombrarlas, ni terminaría nunca, ni podría pasar de la primera, porque no sería capaz de sentir tanto amor de golpe, como diría el maravilloso poeta Pablo Neruda.

Por todo esto, y porque esta intervención es sólo para dar las gracias a quienes nos han acompañado en nuestras cinco vidas, yo me voy a permitir el hacerlo en forma de homenaje a esta isla, a este paraíso pequeñito, agradecido y diverso. Al fin y al cabo, todas las personas que de alguna manera están cercanas a lo que este acto representa, ya se sienten libres, comprometidas y conscientes del placer de ser parte de este entrañable corazón atlántico.

Este texto que leo a continuación lo escribí cuando el Cabildo decidió que las tradiciones y la cultura popular de esta isla tuvieran marco y espacio propio en nuestra oferta turística, contando para ello con mi humilde aportación y la de toda la gente que ha luchado durante generaciones por conservarlas. Va por ellas.

“Volver a la isla será convencernos de que seguimos siendo protagonistas del ciclo de la vida, y así seremos laurisilva, cardón y era, seremos folías y arrullo de mar. Ese mar, que no deja de unirnos, ese mar que nos hace escanciarnos en la infinitud del horizonte, como si quisiéramos volar detrás del sol, en esos atardeceres irrepetibles de una isla mágica. La Isla es un reloj de atardeceres, donde cada día es un nuevo vértice, una luz diferente.

Volver a la isla es compartir una paz que se palpa en el aire, es abrir una cortina para dejar que los sentidos se inmiscuyan en el canto de los pájaros, en el azufre, en el eco de los barrancos. Es subirse al alisio y compartir un vuelo desde los picos hasta las espumas de la mar. Es enredarse en los visillos de la bruma que nos lleva al Terciario con sus cortinas de agua.

En Tenerife, volver a la isla es tejer recuerdos de barcos cubiertos de brea, prometiéndose afanes de conquista en la ultramar de los tesoros incas y aztecas. Es recorrer callejones con destellos de historia y ver los campos de cochinilla con las mujeres iniciando el ciclo del arte. Las mujeres canarias, eternas hacedoras de una historia oculta, hermosa, habilidosa. Las veo en los lavaderos y en los telares, en los senderos acarreando tiznes negros de palos que dejaron la vida material para hacerse nobles en hachones y fogales.

Volver a la isla es sentir el baladero del ganado y el sigilo de los acantilados, imbricados como las fuentes, los molinos, o la oquedad pertérrita de los barrancos.

Para volver a la isla retomaremos la sencillez de gentes que vivieron tributos de sangre, que sostuvieron imperios allende los océanos y continentes, gentes que llevaron su olor a madre donde fueron, y lo mezclaremos con el olor del brezo, el arrorró de las olas, la universalidad de un carácter hecho a la fuerza del volcán.
Los viviremos junto a los pobladores de una tierra hecha a los ratos de soledad, aquellos que, mirando al mar, besan el agua que une todas las orillas del planeta.”



Muchísimas gracias por su atención.
En Santa Cruz de Tenerife, el 12 de julio de 2010
Juan Antonio Jorge Peraza



Premio "Tenerife Rural" 2010

Les hago partícipes de un galardón que se brinda a los valedores del medio rural de Tenerife, por lo que a ustedes les toca de lleno. Los Ayuntamientos de Santiago del Teide y Arico se han empeñado en premiarnos. En esta ocasión es por el trabajo que venimos realizando desde hace unos quince años dándole el valor que se merece a lo que nunca debió de quedar en el olvido de nuestra sociedad. La dignidad, la solidaridad, la constancia, la humildad, la amabilidad, son algunos de los valores de la gente de Canarias; hasta hace unas décadas, de la mayoría. Actualmente se han ido abandonando algunos de esos valores mezclados con el consumismo, el egoismo, la globalidad, el bienestar material, pero también el desconocimiento. Yo creo que no le hemos sabido transmitir a nuestros jóvenes el sentido de la cooperatividad, el de la pertenencia a una comunidad. En este caso es además una comunidad históricamente abierta, decidida, capaz de soportar tributos de sangre, aislamiento, soberbia, la sequedad, la migración...

Cuando empecé a trabajar en el mundo rural ya sabía de la valía de este peculiar trozo de sociedad insular y de ahí que empezáramos a mostrar lo que hay detrás de un paisaje agrícola normalmente agradable, hasta paradisíaco para los urbanitas. La gente que ha seguido creyendo en los valores de la palabra, de la amistad, del respeto o el compromiso, me siguió en esa maravillosa exposición de costumbres, oficios, aperos, habilidades... Y así, al principio sin mucha confianza por parte de mucha gente, fueron llegando La Trilla del Tanque, El Día de las Tradiciones de Chirche, Las Carboneras de Vilaflor, La Siega de Icod el Alto, Las Rutas de Arico, La Majada de las Almendras en Aripe, la Recogida de la Almendra en Vilaflor, los encuentros de caladoras, los encuentros intergeneracionales, los Pasos de la Cumbre.
No los lio.

Cuando este jueves me llamó el Consejero de Agricultura y Desarrollo Rural del Cabildo de Tenerife, D.José Joaquín Bethencourt, para decirme que me habían concedido el premio Tenerife Rural por la "Promoción y Difusión de los valores del mundo rural de Tenerife", se me vinieron de golpe todas las personas que me han ayudado en esta tarea; algunas ya no están físicamente, pero sí cada día en mi corazón, la familia, mis amigos y por supuesto los Juveniles, esa gran familia de más de 1300 personas de las que presumo conocer personalmente y de que son buena gente. Sin ustedes, esta pequeña revolución del medio rural no se habría producido, sin la asistencia de ustedes a las actividades, sin la difusión que también ustedes hacen hacia otras personas de las "locuras" que con tanto cariño organizamos; sin la maravillosa energía que aportan sólo con ser conscientes de ellas, esto no habría sucedido. Nada, ya me he aflojado, yo me crezco con los problemas, pero con la solidaridad....

Muchas gracias y un fuerte abrazo.

El premio se entrega en Julio, por si alguien quiere ir. Otro abrazo, que la vida son dos días y los abrazos siempre son pocos.

en Taucho, el 31 de mayo de 2010
Juan Antonio Jorge Peraza