Funciones de Mantenedor del Pregón de la Navidad de La Laguna.

Esta Navidad comenzó de manera diferente. He tenido el honor de ser mantenedor del pregón de la Navidad del Ayuntamiento de La Laguna.
Me llegó el encargo sin esperarlo, sin merecérmelo, sin que me lo llegase a creer hasta dos días antes. Y me lo creí cuando vi la Navidad de cerca. Me di cuenta de que la Navidad en algunos sitios si es de verdad, y todo el año. 
Siempre he pensado que muchas personas hablan con demasiada holgura de generosidad, de buenos deseos, y al final veo que hay mucha falsedad. Da igual el motivo, la fe, el abandono, lo cierto es que ser generosa, ser solidario es otra cosa, es mucho más que hablar. 
Y entonces me toca participar en el pregón navideño en un lugar donde sí hablamos de entrega sincera. Y es un asilo, y se me rompen los esquemas de la Iglesia Católica caduca, muchas veces cuestionada. Allí la Iglesia es sincera, porque son coherentes con lo que pregonan. Por eso no me costó mucho subirme al Mirador del Asilo de La Laguna y desde la amplitud de su cristalera, como una pequeña atalaya dentro de la vega lagunera, disfrutar de de la conversa con la Madre Superiora de la Hermanda de los Ancianos Desamparados. 
También compartimos las señas que habrían de inspirar mi intervención con Soraya Pacheco, una maravillosa voluntaria del centro, de las que viven la Navidad como una consigna de vida. Ella fue la culpable de que me surgiera este entrañable compromiso...¡nunca se lo terminare de agradecer! 
Siguen a continuación mis palabras para presentar tan entrañable acto junto a Mayte Pociello Marty, la pregonera, vicepresidenta de la Asamblea comarcal de Cruz Roja en La Laguna-Tegueste y el grupo folclórico Achamán. Un enorme placer. Saludos. 



Estimadas autoridades, Padre Carmelo, Madre Superiora, Hermanas, residentes, trabajadores, voluntarias, voluntarios, amigas, amigos. Buenas tardes y muchas gracias por compartir un evento tan especial para nuestro municipio y por hacerlo en nuestra casa. Esta iglesia de San Sebastián y este Hogar del Santísimo Cristo de La Laguna, son como un corazón que siempre se ofrece a quien desee abrazarlo, pero hoy está todavía más cerca de todas las personas que nos acompañan en esta feliz velada. Bienvenidos a este hogar que se siente pleno, alegre, radiante, porque desde aquí se expande hoy el mensaje de la Navidad, un mensaje que se hace eco en todo el Municipio de San Cristóbal de la Laguna y que es la constante vocación de esta casa. Aquí la Navidad se vive todo el año.
La actitud de servicio, de generosidad, de entrega a los demás, es de lo que habla la Navidad, del encuentro, de quienes comparten un sentimiento que les une. Este sentimiento fraternal que enlaza a personas desconocidas, que acerca desencuentros, que lima asperezas de lo cotidiano, que nos devuelve a los orígenes, evocando siempre a los seres queridos que ya no están físicamente con nosotros; esa actitud aquí se vive siempre. La entrega que un ser es capaz de hacer a otro ser, cuando es desinteresada, no tiene precio. No tiene precio cuidar de cuerpos ajenos. No tiene precio llenarse de la tristeza de los demás para convertirla en alegría y devolverla como un tesoro hacedor de sonrisas. Sea por amor a Dios, por convicción, por necesidad de encontrarse a sí mismo, muchas personas llevan la actitud de servicio en su alma y es una forma y una razón para vivir.  
El trajín de la casa amaneció hoy, como siempre, bien temprano. Y ya lo hizo dando  gracias. Esa es la constante, el agradecimiento. Seis menos veinte de la mañana y ya comienza la vida cotidiana, aunque con la noche no se ha perdido el desvelo, la atención, el celo por cuidar al prójimo “como a sí mismo”.
Todavía no asoman los primeros rayos sobre Anaga y ya en el Hogar comienza la vida. La letanía, los primeros rezos, íntimos, los que te aferran a la luz de quien marcó el camino, el Padre fundador, el Venerable Don Saturnino López Novoa, ese rayo que nos infunde energía y convicciones para seguir siempre adelante, totalmente en entrega y servicio a los demás.
Luego llegan los Laudes del Oficio Divino, donde lo simple se hace universal, es el rezo de los salmos al unísono por parte de toda la comunidad cristiana y  que nos  recuerdan que toda la humanidad es también una sola alma, enorme y diversa. Es el momento en el que la Comunidad se consagra cada día, en un mismo tiempo y en la misma actitud generosa, al oficio divino, que es el amor.
Tras ese despertar impregnado de recogimiento, ya se agita la casa, para compartir todos juntos el encuentro más sublime, el más profundo y simple: el de dejar de mirar, dar un paso y ya ser luz, viviendo con fervor e inmensa paz interior la Sagrada Eucaristía.
A partir de ahí se suceden las idas y venidas, las comidas, las ropas, la sustitución de quien enfermó y hace traspiés en el engranaje de las cosas, y es el abuelo que amaneció diferente, es la humedad que se filtra en el alféizar de la ventana…y el alféizar de estas ventanas debiera ser sólo para los pájaros. Y es la ayuda que falta y son las gracias. Siempre las gracias, a Dios, a la voluntaria que nunca falla y sabemos que gran dolor esconde, a los residentes, a todo el equipo, al poquito sol que en este otoño trae energía a unos cuerpos antiguos en el patio del Sagrado Corazón; son las gracias a quien guía nuestros pasos y a la sencillez de la vida.
Aunque todos los días son parecidos en esta casa, se celebra siempre con ilusión la onomástica de los Santos protectores, San José y Santa Marta; es también especial el 26 de julio, cuando San Joaquín y Santa Ana, abuelos del niño Jesús, son la referencia para celebrar el día dedicado a todos los mayores. Es especial el día de Reyes, cuando se vuelve a vivir la infancia. La incertidumbre y el cosquilleo del estómago ante los maravillosos reyes, siempre quedan quietos, expectantes, en algún rincón del corazón.
Pero hoy…hoy también es diferente. El Mirador del Hogar parece que, exultante, invita a venir a la casa, parece una estrella que anuncia a laguneras y laguneros que en el Asilo ya se pregona la Navidad. Y aquí si es de verdad, no por desmerecer esos llamativos reclamos consumistas que llevan a  que la gente haga acopio de comidas y obsequios, y tantas viandas para llenar los cuerpos y los pensamientos.  Respetando todo lo demás,  este anuncio de la Navidad está lleno de hogar, de sinceridad, de amor, justamente donde se fragua sin cesar durante todos y cada uno de los días del año.



Agradeciendo a título personal el que me hayan encomendado esta entrañable función de mantenedor del pregón de la navidad lagunera,  aprovecho para decirles que lo he vivido como un gran honor. Me ha permitido conocer de cerca el espíritu de esta casa y el de encontrarme con todo lo que ha sido mi entorno durante muchos años. También el de sentirme pequeñito ante la gran labor que aquí se desarrolla, este ejemplo me dará fuerzas para seguir cumpliendo con los cometidos que Dios y la vida nos depara más allá de este remanso de ternura.
Y a continuación corresponde hablar del pregón. Hay que decir que estamos encantados de tener esta preciada pregonera, ya no sólo por la estupenda disertación que se augura cuando hablamos de solidaridad y sabiendo de su valía humana y profesional, sino también por la institución que representa.  La Cruz Roja es una entidad absolutamente ligada a la Navidad, también porque su filosofía, igual que la de Las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, es la del servicio constante, altruista, sincero y transparente.
Para hablarnos de ese espíritu de la Cruz Roja nos acompaña Doña Mayte Pociello Marty.  Es la Vicepresidenta de Cruz Roja Española en la Asamblea Comarcal de La Laguna Tegueste El Rosario. Nació en Barcelona el 06 de Julio de 1950, cursando sus primeros estudios con Las Reverendas Franciscanas en Barcelona.  Su vida académica continuó con la realización del Preeuniversitario en el Instituto Verdaguer, contando por aquel entonces con 17 años.
Estudió la carrera de Filosofía y Letras en la Universidad Central de Barcelona, licenciándose en  Psicología en 1973. También realizó, de forma paralela, los estudios de magisterio. A partir de este año, 1973 y hasta 1975, realizó prácticas como psicóloga en la Casa Cuna en Santa Cruz de Tenerife.

Desde 1968 hasta 2009 ha trabajado en la Compañía Aérea Iberia, comenzando como Administrativo y los últimos 14 años como Responsable Jefe.
En el año 2011 decidió hacerse voluntaria de Cruz Roja y actualmente desarrolla funciones vinculadas a la obtención de recursos, gestión de voluntariado, presupuestos y todo lo que suponga mejorar los servicios y las prestaciones que La Cruz Roja aporta a la sociedad.
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Achamán era el sustentador de los cielos y la tierra, era el dios supremo para los aborígenes guanches. Este evocador referente dentro de nuestra mitología vernácula, da nombre, no por casualidad, a un entrañable grupo folclórico nacido en esta ciudad y ligado por siempre a nuestras señas de identidad. 
Comienzan su andadura musical en 1976, a partir de un grupo de amigos que se reúnen para interpretar música canaria y latinoamericana. Reciben el amparo del grupo Los Sabandeños, quienes les facilitan sus primeras mantas. Así nace Achamán, o Jóvenes Sabandeños.
A lo largo de su trayectoria realizan 16 trabajos discográficos, llevando el nombre de la ciudad de la Laguna por muchos lugares del mundo. En el año 2012 se le concede la medalla de oro de San Cristóbal de la Laguna. Destaca de su vida musical el haberse  mantenido durante tantos años a un buen nivel musical, que está claro, se sustenta en un inmejorable ambiente de cordialidad y amistad entre sus componentes. No es una casualidad que sean ellos quienes nos acompañan en este encuentro con la generosidad, con el espíritu de la Navidad. En este punto no queremos dejar de recordar y agradecer su colaboración y la de una gran cantidad de grupos musicales que nos visitan durante el año y que nos alegran el espíritu con sus cantos y su alegría. La música de la tierra, la que se transmite entre las generaciones como un tesoro colectivo,  es vivida por las personas de la casa como una bendición, como un encuentro con lo más ancestral y profundo de nuestras vidas.
Muchas gracias amigos de Achamán que en este día tan especial, son el reflejo de toda la gran familia que lucha por el folclore y por nuestra cultura, y que además lo hacen con humildad y alegría juvenil. Esa es la mejor manera de brindar un regalo a nuestros mayores.    
Para terminar, antes de dar paso al grupo Achamán sólo me queda decir que esta ciudad, sus gentes, sus generaciones, nunca terminarán de agradecer el servicio recibido de esta congregación de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, creada por el Venerable Don Saturnino López Novoa y Santa Teresa Jornet e Ivars. Celosamente, han guardado infinidad de recuerdos y la intimidad de las personas que han vivido en el centro: las vivencias que afloran en la madurez de su estancia como guirnaldas de un árbol que se deshoja lentamente, sus sentimientos, sus sueños dormidos…
Muchos de esos deseos ya no pueden salir de sus bocas,  pero seguro que desde su corazón se unen al de los seres que dan vida a esta casa. Y desde esta gran obra de respeto y servicio, también se unen para desearles a todos una eterna navidad, una vida en la que la armonía y el cariño estén siempre presentes, como en estas fechas y para siempre. Feliz Navidad

La Laguna,  a 5 de diciembre de 2014

Juan Antonio Jorge Peraza

   
"Un año más disfrutando de las Tierras de la almendra"

  Un año más hemos cerrado el tiempo de las almendras en el suroeste de Tenerife. Las recogimos con personas voluntarias, un club de montaña, varias familias con espíritu deportivo y generoso, el Club Samara-Isora. Sin darnos cuenta hemos encontrado otra actividad complementaria al senderismo: la solidaridad. Me encantaría que quedase en la imaginación sobre todo de los niños que nos acompañaron. 
   Esa actividad, la de coger las almendras, era la costumbre en un pueblo que se aleja cada vez más de su forma de ser. Todo está tan cerca, el ocio, la diversión, el trabajo o la apatía por la falta del mismo...
   Conozco varias familias que, ante la falta de trabajo remunerado, vuelve a sus costumbres, a encontrarse con el espíritu colectivo que pudiera definir a su familia. 
   Menos mal que los almendros son fuertes, aunque flaquean cada año un poquito porque nadie los utiliza. Siguen firmes, viendo llegar el viento de otoño para desangrarse, tocar fondo, para renacer en enero con la misma templanza, con el estrépito sencillo de sus flores blancas y rosadas. No se hasta cuando permanecerán ahí, recordándonos otros tiempos en los que una almendra valía un tesoro, en los que la humanidad también se unía al esplendor de enero y a la prosperidad del verano.
De momento, seguiremos trabajando, dinamizando, encontrándonos con nuestras raíces atlánticas y volcánicas.  
 Octubre de 2014








Sábado, 30 de agosto de 2014

Pregón de las Fiestas de Nuestras Señora de Abona en el Municipio de Villa de Arico. 2014
"Un enorme privilegio el realizar la función de pregonero en un pueblo sencillo y agradecido, donde las personas se han amoldado al carácter del territorio donde viven y, con abnegación, luchan por sobrevivir en un ambiente seco, donde prolifera el viento y la sequedad. Arico, un espacio donde la gente sabe valorar el cariño que se le brinda y lo devuelven con holgura".




Fiestas de Nuestra Señora de Abona. Villa de Arico.
Agosto - Septiembre de 2014

Ilmo. Sr. Alcalde, Sres. Curas Párrocos, concejales, familiares, amigos y amigas.
Una compleja tesitura la que ha recaído en mi persona para la realización de este pregón, tan importante para la vida y el espíritu de Arico. Pero a la vez, para mí, una inmensa satisfacción. Muchísimas gracias, señor Alcalde, por haber recabado en mi humilde persona para la realización de este acto.
Desde un primer momento me planteé cual debería de ser la línea a seguir en este encuentro oficial con un municipio al que tanto quiero. Quizá tildamos lo oficial de frio, correcto o  despersonalizado. Pero precisamente por ese enorme cariño es por lo que no lo quiero ver así, no lo quiero ver como un compromiso sino como un honor que no merezco y una oportunidad que  nunca terminaré de agradecer.
Cuando hace unos años terminé mi relación laboral con Arico ya mi gran amigo Don Eladio Morales, al que agradezco enormemente el que haya sido artífice de que yo recalara a trabajar en nuestro ayuntamiento, me decía que de mis muchos trabajos siempre me fui cerrando bien la puerta, conservando la amistad y la corrección, pero que de aquí, de Arico, además me llevaba la llave, para volver siempre. Ya lo entendí. Hablaba de la generosidad, de la honestidad con la que se hacen las cosas. Los trabajos remunerados se pueden hacer no solamente a cambio de dinero. Esta oportunidad de agradecimiento es la que quisiera toda persona que sin ser de un lugar se siente como si lo fuera, la que ve a sus vecinos como paisanos, a sus conocidos como amigos, a la que siente el dolor común como propio.
Estudiando esta actitud, se reafirma el sentido que personalmente tengo de Nuestra Señora de Abona. No es solamente una imagen, una devoción, una festividad. Es una forma de ser. Sin grandes adornos ni vestiduras, sin manifestaciones ostentosas ni masificadas, sin la más mínima opulencia. Nuestra patrona es la sencillez magnificada, la naturalidad, como si fuese la prolongación de una vida limpia y coherente. Ella es así y así son sus hijos e hijas. No vale pensar en individualidades, hay que mirar en conjunto a un pueblo tranquilo y trabajador, sosegado y constante, hecho a la adversidad… y el viento que no suele dar tregua, y la sequedad que a veces abruma, y los tiempos que pasaron de largo.
Arico es una tierra donde la sequedad clama por su derecho a ser hermosa, no todo son vergeles ni humedales. También pueden ser tapices ocres donde las tabaibas, los cornicales, los barrancos, la naturaleza muestre su belleza con un trazo sobrio y elegante.
Uno de los mejores amigos que me ha dado la vida, José Morales, Pepe el cura, un ser especial, maravilloso, ciudadano del mundo y ariquero, espiritual y coherente, me dio buenas pistas sobre las ideas que hilvanarán este pregón. El también dispuso de la gran oportunidad de pregonar estas fiestas de Nuestra Señora, pudiendo mostrar públicamente el gran amor que siempre sintió por su pueblo. Después de que varias amistades comunes nos hablaran recíprocamente de los dos y de la necesidad de conocernos, tuvimos esa gran oportunidad que ya propició una amistad que nació y que nunca dejará de atardecer con nosotros en las lánguidas tardes de Arico. Aparte de nuestra concepción de la vida, totalmente afín, y de disfrutar de esa energía inexplicable que une a las personas como una electricidad, como diría otro gran amigo mío, Padre Diego Siverio, de Taucho, entre Pepe y yo había otro nexo indeleble. Pepe escribió un libro esencial sobre la vida e idiosincrasia de Arico que se titula: “Lo que me llevé de Arico”. En él plasmó sus vivencias de infancia, sus recuerdos juveniles, los perfiles de sus amigos, sus idas y venidas a Gran Canaria, donde vivió y desde donde su corazón anhelaba continuamente el encuentro con su tierra natal. Este era el nexo entre Pepe y yo. Si yo escribiese sobre mi vivencia con este Municipio, el texto podría titularse: “Lo que me enamoró de Arico”.
Es fácil enamorarse de Arico, sobre todo cuando has dado muchas vueltas, cuanto te has quemado mucho y luego ves que vivir es solamente valorar lo que se tiene. Esta tierra es un privilegio porque es asequible sumarse a su quietud, al remanso de un cielo amplio, sobre la plenitud de múltiples lomas, ensenadas, en torno a un corazón que se yergue con desgarro en el Salto de las Hiedras, como si fuese el hueco por donde colarse hacia las entrañas de un gigante dormido.
Este espacio es diferente, porque todavía es antiguo, es actual y todavía es rural. Tiene un largo dossier de viejos esquemas muy pegados a su piel pálida y gris, tiene muchas bellezas, encuentros imprevisibles en una geografía enorme dentro del contexto insular.
Este espacio tiene múltiples escondrijos, pero no tiene secretos, porque todavía su gente es limpia, frugal, es gente sencilla y fresca, acercándose más a lo natural que a lo ficticio. Arico es, para gente de muchos caminos como yo, el reparo en la esencia de las cosas. La gente vende cuando hay necesidad y tú adviertes el dolor cuando las familias se desprenden del terruño, amarga y calladamente, para intentar sanar a sus hijos, para mejorar la vida de su gente, o cuando la desgracia toca a la puerta.
Con esta tesitura, la de invitar a la isla a disfrutar de la festividad en honor a Nuestra Señora de Abona, me he reencontrado con una multitud de recuerdos, de personas que llegaron y nunca se marcharán de mi corazón.
Cada rincón de lo que he conocido en Arico me evoca a algo, como si los hubiese visitado desde otras vidas. Luego, el encuentro con sus gentes ya los llenan de sus cosas, que hago mías. Y así, vuelo a la Caleta del Ganado en Abades, para sentirme pescador entre arenas nacidas de la mar; me siento cantero de sublimes dinteles en Arico Nuevo, mientras inhalo el transparente y mágico olor a pan de leña en Arico Viejo. Viviendo Arico es fácil subirse al giro de seres alados trillando en las eras de El Bueno o palpando la tierra roja, quemada y vieja, con la que nacieran las loceras de La Cisnera. Se pueden intuir las folías, los chistes, la algarabía, en los lavaderos de La Degollada, mientras las olas hacen silencio en las Eras, arropando en lo oscuro a los barcos que, en rebeldía, buscaban mejores tiempos en ultramar.
En Icor, la tosca nos llevaba a engaño; detrás de su fisonomía frágil, porosa y opaca, guardaba elegantes estancias donde las mujeres esparcen la luz de sus ojos en los matices del calado.
El agua salobre de La Jaca era un mito para quienes buscaban homenajear a su salud, y seguro que no faltarán estómagos que sigan besando los hilos de sal y cristal para curar sus males; mientras, la mar sigue rasgando el perfil sinuoso de los tímidos cantiles de Las Listadas.  
Una vez la mar se prendó de esta tierra y quiso vivir en ella, horadó la playa y se adentró cuanto pudo, para vivir en Las Maretas, junto a las ahulagas.
También prendado, como la mar, creí evocar las jornadas de chinchorro, cuando en El Porís los peces y las personas se retaban en duelo por la vida, o girando en la cucaña o con Maruca, danzando en los charcos.
Cuanta gente se ha embelesado en su luz, cuantas almas buscaban, en su deriva, un faro donde asirse, una referencia para vivir; en La Punta hay luces para trazarse un destino, para tocar puerto y para llenar el espíritu: la devoción a Nuestra Señora de Abona en su espacio sencillo, recoleto, siempre dispuesta para llenar el universo espiritual de cada uno, de quienes en ella confían, a quienes Ella guarda. Y cerca, el faro, anhelo y tesoro de los navegantes.
En Arico es fácil enamorarse del carácter de su gente, de la ilusión con la que viven su identidad, y así, crees ser parte de la fiesta para ver llegar las cajas con los voladores en El Rio, cuando parece que hasta San Bartolo se iba hasta la carretera a recibirlos.
Por La Caleta y Tajao, Tabaibarril, evocaciones de la mar, de la juventud y los veranos, las canteras, la venta, el pescado amaneciendo, arribando como vianda cristalina nacida de las aguas.
Otros tiempos, de juguetes de penca, de caña y de gamona, se funden con los carros de madera que bajan hacia Teguedite, mientras los miran las cuevas, mientras en las bodegas se cuece el vino cual ermitaño tesoro y en tanto que los olivos observan impávidos las cabriolas de los bólidos libando el asfalto.
Una ilusión que quedó pendiente en mi trabajo en Arico fue la de hacer un cortometraje, la de guardar en un cajón de imágenes estampas costumbristas que difícilmente se podrán vivir en el futuro. Son escenas que se pueden evocar fácilmente en Arico porque su espacio se brinda, gracias a su desarrollismo ordenado, pausado, acomodado al territorio. En La Sabinita se pueden imaginar escenas que ya son de otro tiempo, de otra forma de vivir. Y así, acompañado del arrullo de la salvia, la hierba huerto o el toronjil de sus patios, de mi magín salieron los diálogos que ponían acento a la hazaña que un buen amigo me contase:
“Yo quería ir a ver el mar, a ver si es tan hondo como la charca de Don Evaristo, pa´ ver si tenía lisas azules y naranjadas. Mi abuelo decía que el agua del mar es salada y que si bebes mucha te duele la garganta, y que por eso los lagartos no la beben. Dice que una vez vinieron unos piratas, con patas de palo y una tela en el ojo y que robaron a la Virgen, porque son muy malos. Por eso no podía ir a ver el mar.
Pero un día que todos tenían que ir a la cumbre, a Tamadaya, a coger papas, me hice el malo, porque el día antes me pegué una jartada de higos rojos, de esos que tienen muchos picos, y cuando todos salieron, todavía de noche, cogí el camino de Tajo y eché a caminar. Pasé escondido por los lavaderos, porque ya habían mujeres restriega que restriega  y me escondí detrás de los balos. ¡Uff. Escapé!”
Vivir Arico es disfrutar de la invitación de recorrer las calles del Lomo, cuando a determinados tiempos del día se muestran solitarias. El Lomo, Villa de Arico o viceversa, nos evoca a los tiempos en los que desde Vilaflor se extienden los brazos de Dios para crear nuevos templos y así surge la Iglesia de San Juan Bautista del Lomo en 1639. Siendo la casa de Dios también es la de su pueblo, y no podría ser mejor hogar para Nuestra Señora de Abona.
Antes de continuar con la lectura de este pregón, he de recordar que lo que pretende es invitar a la unidad, al encuentro de las personas, al margen de sus procedencias, de sus ideologías, de sus formas de ser, para que vivan en armonía la devoción a la Virgen, para que sellen su identidad con un vínculo superior a todo lo material. El amor a la Virgen de Abona es un lazo invisible que une a todos y a todas. Como decía anteriormente, es la transcripción de una forma de ser, la de todo un pueblo.
Me es muy gratificante saber que el vínculo que me une al Municipio de Villa de Arico va más allá de un grupo enorme de personas a las que tuve el gusto de conocer durante mi estancia en este lugar. No podría nombrarlas una a una, no sólo porque siempre quedaría alguien sin mencionar y a quien nunca quisiera omitir voluntariamente; no podría hacerlo de ningún modo porque ese grupo es mayor de lo que siempre pensé.
Cuando nos planteábamos estrategias de desarrollo sostenible para mejorar la vida de nuestra gente, dinamizando sectores como el de la agricultura o el turismo alternativo, en un intento de vincular el alojamiento rural con los senderos, con la enogastronomía local, con el turismo activo, los deportes náuticos o con las fiestas y tradiciones, nunca pensé que estaba vinculándome a una gran familia. Hace poco alguien me dijo algo que nunca hubiese imaginado: “en Arico se te echa de menos”. También quiero agradecérselo con mi mayor sinceridad.
Quizá no estaba mal la estrategia propuesta; había que mostrar Arico al resto de la isla, por sus valores económicos, culturales, paisajísticos, y de ahí surgen las rutas temáticas: la de la piedra, la de la brea, la de la miel. Estos baluartes son magníficos representantes de los valores de Arico. Forman parte esencial de la historia de nuestro territorio, como se recoge, en el caso de la miel, con su presencia en el escudo heráldico municipal. Este producto nace de la existencia de una riqueza vegetal diversa y exuberante y endulza la ya entrañable referencia que se tiene de  Arico más allá de su jurisdicción. Esta actividad de promoción la sigue desarrollando la población de El Bueno y es un ejemplo de cómo pueden convivir las labores costumbristas agropecuarias tradicionales, vinculadas posiblemente a los tiempos aborígenes, con los usos y técnicas actuales.
Una parte también entrañable de mi paso por Arico ha sido la Muestra de panes del mundo. Este pregón es una oportunidad para difundir públicamente de donde surge esa iniciativa, porque enlaza directamente con esa forma de ser de la población ariquera, una forma de ser de la que yo me empeño en sentir que es a semejanza de la luz que irradia Nuestra Señora de Abona. Esta actividad nace de la colaboración de las dos panaderías existentes en el Municipio para disponer de algún día libre, asumiendo el reparto de una cuando descansa la otra. Ello siempre respetando los vínculos de cada establecimiento con su clientela. Estas situaciones sólo se pueden dar en pueblos como éste, porque por encima de las relaciones económicas figuran el respeto, la buena convivencia, la humanidad. Estos son los grandes valores de Arico, los que viven en su gente, en sus colectivos. Yo no entro en individualidades porque eso es restar y yo creo que hemos llegado a la vida para sumar, siempre sumar, cada uno como puede, con sus errores, sus incapacidades, pero siempre con la actitud de sumar. Así nos lo pediría Nuestra Señora de Abona; a quien siempre pedimos nosotros, especialmente en situaciones de agobio; estoy seguro de que Ella sólo nos pediría que sumemos, que mantengamos esa forma de ser abierta, limpia, sincera. Otro momento entrañable de mi paso por Arico lo tomo de las Asomadas al Ere, una actividad que nos invita a encontrarnos; convocadas las distintas generaciones que forman un determinado momento de la historia, la propuesta es hablar del pasado, del futuro, para poner en común lo vital, el contraste, lo esencial de cada tema; cada generación desde su punto de vista, pero siempre fomentando el diálogo, el encuentro.
Entre los numerosos actos religiosos y populares que se llevarán a cabo a partir de hoy para homenajear a nuestra Virgen de Abona, todos y cada uno tienen la misma relevancia, porque cada uno va dirigido a algún sector de la sociedad, cuenta con la colaboración de determinados colectivos del municipio, siempre por supuesto con el trabajo y la dedicación del Ayuntamiento, pero sobre todo porque todos llevan una tremenda ilusión y entrega para satisfacer a nuestros vecinos, vecinas y personas avenidas desde otros municipios para este acontecimiento. Uno de los mensajes de estas fiestas ya viene impregnado en el lema que conlleva nuestra antorcha solidaria:Por la unidad de Arico y la solidaridad entre sus gentes”. Mi mayor deseo es que con ese lema se desarrollen las fiestas y toda la vida que marca los designios de este Municipio. Para ello siempre será bueno pedir la imploración a Nuestra Señora de Abona.
Dignísimas autoridades, amigos, amigas. Me toca despedir este pregón de las Fiestas de Nuestra Señora de Abona 2014 y lo hago  reiterándoles mi más sincero agradecimiento por haber depositado en mí su confianza. Que la magia de Arico siga teniendo sabor a patio, a cueva, a amistad, a monte y a salitre, y que sus gentes sigan, a la luz de la Virgen, haciendo coherente la travesía de sus vidas.
Vivan las Fiestas de Nuestra Señora de Abona!!

Juan Antonio Jorge Peraza









El crujir del cereal se mezcla con las cantigas alegres de los segadores, y las segadoras , ávidas, se entregan con destreza a la labor de los mollos … como una estampa imperturbable de los más recónditos campos isleños. 
Eso es la siega

Domingo 17 de agosto de 2014. Siega artesanal de trigo en Icod el Alto. Los Realejos



 Escenificación de Siega tradicional de trigo. Icod el Alto. Municipio de Los Realejos.  

 Actividad de rescate etnográfico que muestra las labores de corte del cereal de forma artesanal, tal como se realizaba hasta hace poco tiempo. La llegada de las máquinas hace que esta actividad sea cada vez más inusual. La escenificación se hace en un entorno considerado como un paraiso agrícola, por la calidad de la tierra y los productos que se plantan en ella : cereal, papas, legumbres, millo (maiz). El entorno es una meseta sobre el espacio protegido de los Acantilados de Tigaiga y Ruiz, con espléndidas panorámicas sobre el Océano Atlántico y el Teide.

(Fecha de realización): domingo 17 de agosto de 2014

(Lugar de realización):
Los Realejos. Icod el Alto. Finca las Cuchillas.) 11 :00 horas

(Para solicitar información). Teléfonos de contacto:
Ayuntamiento de Los Realejos. Concejalía de Agricultura 922346234

(Organiza): Ayuntamiento de Los Realejos y Fundación Tenerife Rural.


(Colabora): Asociación Ecuestre La Trilla. 

Colaboración con el Ayuntamiento de Adeje en la publicación: Memoria Gráfica y Testimonial de la emigración adejera. Movimientos migratorios del Municipio de Adeje. Junio de 2014

Emulando al poeta canario Pedro Lezcano, cuando dibuja el corazón de quienes emigran como un barco de dos proas, para ir siempre hacia adelante, uno piensa en la intención de marchar y en la de volver. Dos proas para dejar la patria y volver a ella constantemente, como si no te hubieses ido, para absorber los olores de la infancia, las correrías, los juegos, las fragancias de la juventud. Dibujando rincones que no sabes si volverás a pisar, recordando abrazos que se abrieron para quedar limpios ante el tiempo, latentes, a la espera del reencuentro. Así se vive la acción de migrar, de alejarse de la madre tierra que nos modelase el alma, la virtud de querer, la de sentir, la actitud de sufrir por la nostalgia. Dudosa suerte la de quienes no tienen necesidad de sufrir, quienes no dejan sentimientos anclados, a quienes nadie les regala la insufrible espera.
Siempre hay un puerto de arribo; sea la nota en la canción, la semilla en el fruto, la luz en los ojos, siempre hay un paso final, un último paso. Y así son las vueltas de quien eligió, de quien decidió poner el corazón en bandolera y marchar a conquistar sus sueños, a llenar sus esperanzas, o simplemente a cubrir la necesidad de vivir.
En la tesitura de ser una puerta de civilizaciones; unas conquistadas, otras denostadas, otras enaltecidas… son las formas de vivir que hacen de la humanidad un crisol, se cruzan en las Islas Afortunadas un amasijo de idas y vueltas, de encuentros y ausencias. Y así, este cosmopolita archipiélago de siete faros, ha sido guía para los que llegan, suspiro para los que partiesen.
Como el barco de Lezcano, el mismo para ir y volver, un corazón inmaterial se vuelca con lo humano: dispuesto para el agasajo de quienes llegan, pletórico de amor para acompañar a los que se van. La Villa de Adeje ha sido históricamente uno de esos corazones de doble arribo. Ha visto marchar a muchos de sus hijos e hijas hacia otras tierras, buscando el sustento, guiados por la ilusión de mejorar sus condiciones de vida. Muchas personas viajaron a Venezuela, Cuba, Europa. Muchos adejeros y adejeras deslizaron su espíritu entre la ilusión y la tristeza, mientras sus ojos se anclaban, “marinero en tierra”, al Roque del Conde, como a un faro de lo vital en el encuentro de lo triste y lo alegre, de los volcanes y de la mar.
Además de recibir con el amor del hogar eternamente prendido a quienes una vez se fueron y consiguieron regresar, también Adeje se ha abierto a gente de otros espacios. El innato carácter cosmopolita de la villa sureña, ha hecho que aquí hayan encontrado su casa miles de personas avenidas con la misma ilusión con la que se fueron nuestros paisanos. La interculturalidad ha encontrado un bastión incondicional en este municipio, donde se valora a las personas por lo que son, nunca por lo que tienen. De ahí la riqueza del encuentro que se advierte en las generaciones que más han vivido este intercambio, creando gente abierta, progresista, tolerante con culturas diferentes y formas de ser que ocupan el espacio que la vida les ha dado, devolviendo su agradecimiento con la misma armonía.
La “Madre de los pobres” es como definían los mayores de Taucho a sus tierras. Quizá fuese una mera descripción a la que no hay que hacerle reparos, porque forman parte del recuerdo de los antiguos, quizá haya que desgranarla para seguir aprendiendo de su sabiduría. La pobreza siempre depende de las necesidades de cada uno; es una verdad incuestionable que la riqueza o pobreza depende de lo que cada uno necesite para vivir. Pero para vivir plenamente, además de las condiciones materiales básicas, lo necesario es la tranquilidad espiritual. Esa es la que realmente ofrece Taucho, una quietud que amanece en los albores del mundo aborigen y que  define una forma de ser colectiva, como una energía inexplicable que tilila sobre los lomos taucheros llenando de luz a sus gentes, al aire, a los caminos o a los barrancos.
Para quien suscribe este texto introductorio a una obra cargada de nostalgia y de respeto hacia quienes emigraron desde la Villa de Adeje para buscar mejores condiciones de vida en otros lugares, llegar a este Municipio ha supuesto una bendición.
La amistad nos ayuda a elegir a la familia con la que queremos crecer, vivir, disfrutar. Es una actitud voluntaria, sincera, desinteresada. Como diría padre Diego, Diego Siverio, nuestro entrañable vecino y amigo de Taucho, “la amistad es una electricidad”. Esa es la oportunidad que nos da Taucho y como si fueran presa de un embrujo indescriptible, todo Adeje. Es la posibilidad de sentirse de una tierra sin haber nacido en ella, sólo por una actitud de respeto y cariño hacia el entorno, hacia quienes te rodean y te han ofrecido su amistad, su tiempo, quienes comparten contigo sus recursos. Comparten su identidad y sin quererlo, son gente simple y hermosa, dialogante y cauta. Esa es la actitud que Adeje pidiera siempre para sus emigrantes, como una madre protectora que clama a Dios por la protección de sus hijos e hijas.
La mejor manera de agradecer el agasajo que el pueblo adejero ofrece a quienes lo han buscado para hacerlo su hogar es la de sentirse bien, la de no sentirse extraño, la de trabajar por ésta como si fuese su tierra natal.  A quienes han modelado durante siglos esta forma de ser, a quienes han hecho de este pueblo un corazón abierto y de la tolerancia y la hospitalidad idiomas universales, dar las gracias siempre será insuficiente. Quizá la mejor manera será la de emular al poeta, ejerciendo como un corazón que recibe con humildad y se brinda con holgura.
En Taucho, Villa de Adeje, a 14 de mayo de 2014

Juan Antonio Jorge Peraza
Homenaje a los Berros, con motivo de las I Jornadas Gastronómicas sobre el Berro, celebradas en el restaurante La Casa del Vino. El Sauzal. (Tenerife.)
“ De pequeños, los berros se nos hacían el calvario de los sabores, nos parecía fuerte y amargo. Pero eso era algunas veces, cuando lo hacía Mamá; siempre iba con prisas y con tanto ajetreo, se podía olvidar hasta de la batata, indispensable para quitarle esa fuerza sobrenatural de los berros.
Pero cuando lo hacía la abuela... era otra cosa. Ya se mezclaba con otros sabores, con el tomate, el azafrán o la cebolla, y el berro siempre liderando ese ejército de potasio, sodio, magnesio, fibra o calcio. Pero era un liderazgo bueno, de sabor siempre fuerte, pero limpio.
Quizá sus poderes tonificantes llegaban a nuestros pulmones a través de ese olor profundo y extremadamente terroso. Es curioso como una planta de agua, siempre asociada a la humedad, tiene ese arrastre a tierra, a la naturaleza más pura. Abuela decía que el berro era un espíritu libre, como el de los poetas. Crece en los lugares más lúgubres, húmedos y encharcados, para enriquecerse en vitaminas y minerales y romper su ciclo vital con una cascada pletórica de propiedades: para combatir la anemia, la artritis, la obesidad, los catarros, los dolores de garganta y hasta para prevenir el cáncer. La abuela decía que los berros eran como genios de las lámparas mágicas, si le pedías con fuerza que te quitara las manchas de la piel, también te las quitaba, y como se agradecía eso cuando el acné ya nos hacía quedar en evidencia.
Los potajes de la abuela eran la evocación de lo antiguo, lo que llegaba de atrás, del mundo, de los viejos. Cuando decía esto es como si ella no lo fuese, porque aun siéndolo, mantenía siempre ese respeto inalterable a sus antepasados. Al llamarlos así es como si ella no quisiera figurar, como si no tuviese la catadura intelectual y espiritual de quienes le precedieron. Con su sabiduría les rendía homenaje, como si su cabeza y su corazón fuesen un crisol que había llenado con todo lo que le enseñaron los viejos. A nosotros nos llegaba igual que la magia, con una avalancha de misterio y a la vez de ternura, la que ponía en todo lo que hacía y decía.
Esa magia cogía forma en sus potajes de berros, como si los conjuros, las enseñanzas, las leyendas, todo estuviese confinado en ese guiso ancestral. 
Algunas veces, cuando menos lo espero, me llega alguna brizna de ese olor emanado de algún agraciado caldero y esa bocanada de frescura me recuerda a la infancia, a la lumbre y a las fuentes...Será por eso que siguen siendo las mismas luces y los mismos arrullos las que me ayudan a no perder el rumbo..."  




Nueva edición del Paso de la Cumbre. Escenificación del Trueque.
Ya es la novena edición de esta actividad. Es un encuentro entrañable con personas de muchos lugares de la isla; Fasnia, Icod el Alto, Arona, San Miguel, Santiago del Teide, Garachico, Guía de Isora, El Tanque, San Juan de la Rambla... Juntas, nos ofrecen una estampa costumbrista estupenda, con las imágenes habituales en los caminos de Tenerife hasta mediados del siglo XX, con la representación de los oficios y actividades tradicionales: la venta de animales, el trabajo en las galerías, los santos oficios, etc. Con la organización por parte del Ayuntamiento de Santiago del Teide y un grupo de entidades públicas y privadas, esta iniciativa es una de las más carismáticas y elaboradas del rescate etnográfico tinerfeño.

En torno a la Muestra Gastronómica de la Isla Baja. Tenerife.

Buscando un secreto viajé hasta los confines de una isla, me sumergí en sus cantiles y bufaderos, me camuflé entre su gente. Me empapé del olor de sus flores y del color de los patios. Vi la esencia portuguesa, con su ambiente de sosiego, su cariz altanero y cadencioso. Lo vi en los balcones.

Buscando una especia peculiar, el azafrán de la tierra, que vestía de rojo los lebrillos y en la lengua te remonta a los valles ansiados del Algarbe, la vi en las tierras de Teno y en Los Llanos, la vi en los platos abiertos al mundo brindando su crisol de texturas.

Quizá en las Libreas, o en la faenas de la mar, quizá en las ballenas flotantes. En los resquicios de las puertas de la pequeña Génova, o en los cañaverales dulces que eran luz de los ingenios. 

Maravilloso secreto, que se intuye, se nota, se siente, pero que nunca llegaré a entender. Posiblemente sea el aire limpio del océano que todo embriaga, que al espíritu serena y hace sentir como noctámbulo del tiempo. Perdido, soñando, viviendo una isla dentro de otra isla, aislado y pleno.

Silba el cabrero en los altos y lo ancestral se hace moderno, eterno, vivo, atractivo y suculento queso de caprinos destellos, queso mítico y singular, avenido desde aborígenes manos, desde seres capaces de esbeltos malabares en la roca.

Buscando un secreto ansiado de piratas, verde de escobones y de brezo, ronroneaba la rabiche de la laurisilva en el barranco y su eco viajó en mi corazón para siempre, tejiendo los hilos de un amor a la tierra enhebrado con firme fragancia. En la Isla Baja se cuecen los sueños sempiternos de la naturaleza adorada por la gente, un acuerdo de amistad y respeto firmado con siglos de armonía.
 
¿Dónde estará el secreto?

Si fuese en la parva donde vuelan los caballos, habrá que rondar al trigo y escanciarse en las eras, acompañando al sol para seguirlo en la tarde, cuando por Teno se fuera. Si fuese en la tierra de los bravíos bancales, preñadas de litosol y de trabajo interminable, donde se cuecen las papas de color, el más preciado tesoro avenido de Occidente...

Creo que tras perderme en el éxtasis de una isla ya no necesito encontrar su secreto.

Juan Antonio Jorge Peraza

 

En Tenerife a 25 de febrero de 2014
 

Sólo tiempos de almendreros en flor

Hay mucho que agradecer a la joven tierra volcánica su providencial cobijo y a las lluvias que dan vida, aun con irregularidad, a las sementeras más inhóspitas.

Muchos factores benefician el pletórico advenimiento que puebla a Tenerife del maravilloso árbol del almendrero. Pero falta uno: el factor humano. Es casi generalizada la poca a atención que se presta a los almendreros. Un sector que tuvo una gran impronta en la producción agrícola de la isla a finales del  siglo XIX, que ha sido clave en la agricultura de subsistencia de comarcas tradicionalmente áridas del suroeste y medianías altas del sur de Tenerife y que últimamente ha reducido su notoriedad solamente a su espléndida floración.

Además de alguna iniciativa institucional, como el proyecto de Recuperación de frutales de secano (Higuera, tunera y almendrero) del suroeste de Tenerife, auspiciado por el Área de Agricultura y Desarrollo Rural del Cabildo de Tenerife, la presencia de la almendra del país está presente cada vez menos en la repostería local. Las empresas reposteras, mayoritariamente artesanales, recurren a la almendra de importación para elaborar sus productos y el consumo de la almendra local sin transformar también ha decaído notablemente.

Los hábitos sociales y culturales que han sustentado la transmisión de conocimientos dentro del ámbito familiar, y que tanto ha ayudado a mantener las señas de identidad de los pueblos también ha afectado a la cultura del almendrero. De esta manera, las recetas gastronómicas tradicionales no van encontrado relevo en sus celebraciones consuetudinarias. Cada vez son más inusuales los rituales de recogida, majada, los usos de la leña o de la cáscara para el fuego o para dar consistencia a los noveles suelos volcánicos.

Sólo tiempos de almendro en flor. Cada inicio de año, las medianías se tiñen de rosa y blanco para brindar espléndidos paisajes de almendrero en flor, especialmente en años de mucha lluvia como el otoño de 2013. Esto lleva a miles de personas, residentes y turistas, a visitar las zonas de cultivo. Indudablemente esta actividad de turismo activo puede generar algunos recursos económicos, principalmente en el sector de la restauración y en las empresas de senderismo, además de promocionar los entornos más vinculados a las zona de floración, como son el Valle de Santiago del Teide o Arguayo y cada vez más otros lugares de la isla como las medianías altas de Fasnia, Vilaflor o Granadilla. Pero es principalmente Santiago del Teide quien destaca en cuanto a visitas al almendrero en flor, gracias a la agradecida presencia de árboles en la zona y a la iniciativa de promoción de la visita a los mismos desarrollada por el gobierno municipal.

Iniciativas como la Feria de la almendra, que cada año se lleva a cabo en Aripe, Guía de Isora, o la Recogida de la almendra en Vilaflor, que se realiza con personas que voluntariamente recogen la almendra para destinar los beneficios de su venta a una acción solidaria, ayudan a promocionar la imagen de la cultura de la almendra. Se apuntan nuevas iniciativas a nivel empresarial, como la creación de paquetes turísticos temáticos. Es el caso del que recientemente comenzó a desarrollar el Hotel La Casona del patio, en Santiago del Teide, vigente para todo el año y en el que se muestra al visitante las huellas de la almendra en la cultura local y la brillantez de su cultivo en cualquier momento de su evolución anual.

Pero es necesario dar un paso más, quizá habría que buscar soluciones para facilitar el acceso a los almendreros para su aprovechamiento no solo “visual”, mejorando los caminos de acceso y revalorizando las propiedades de la almendra del país. De esta manera, su precio de mercado podría ayudar a cubrir los costes de un aprovechamiento artesanal, lejos de los sistemas de explotación intensiva, mecanizada y “subvencionada” de los que disfruta la almendra de importación. Las propiedades organolépticas, la impronta paisajística casi siempre vinculada un entorno volcánico joven, el legado gastronómico y las señas de identidad con las que la almendra tiñe al sur y suroeste de Tenerife, hacen merecedora a la misma de una marca de identificación propia, que ayude a su revalorización y puesta en valor.

Mientras las entidades correspondientes realizan esta labor de reconocimiento y aprovechamiento de los almendreros de Tenerife, la fracción humana que puebla el territorio podrá seguir disfrutando de los magníficos tapices que brinda el almendrero en flor. Y de cualquier manera, siempre podrá quedar este árbol emblemático como un motivo de inspiración para poetas, poetas que en alguna ocasión, y ante la obligatoriedad de buscar el sustento para la familia aún allende los mares, pudieran haber brindado la belleza del almendrero a sus sentimientos más profundos:

Bajo el almendro del amor te acompañarán mil flores pintadas en el cielo,

sutilezas blancas y rosas que brillarán para ti.

Recuérdame, prenda, junto al calor del almendro, y así

el viento será mi abrazo y sus flores, tras cadencioso vuelo,

libarán tu cara como si fueran mis besos.

               

Juan Antonio Jorge Peraza, 10 de febrero de 2014